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Nixon estudió cuatro veces el empleo de la bomba atómica

El ex presidente de Estados Unidos Richard Nixon ha declarado que se planteó recurrir a la opción nuclear en cuatro ocasiones durante su mandato presidencial (1.969-1974): en el transcurso de la guerra de Vietnam, cuando se produjo el conflicto fronterizo chino-soviético de 1969, durante la guerra entre la India y Pakistán, en 1971, y con motivo de la guerra árabe-israelí de 1973. Nixon habla de un mundo diferente en términos de poder nuclear a partir de 1969 y del distanciamiento de la Unión Soviética y China como elementos que influyeron en su concepción de la política exterior estadounidense durante su Administración.

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"Tenía", dice el ex mandatario norteamericano, "tres objetivos prioritarios cuando llegué a la presidencia: cambiar las relaciones con China y la Unión Soviética y concluir la guerra de Vietnam. Lo que tenía en mente era una aproximación en tres etapas a estos problemas. Deseaba acabar con la guerra de Vietnam de un modo que fuera coherente con los intereses de la política exterior de Estados Unidos. No estaba buscando mejores relaciones con China y la Unión Soviética debido a Vietnam, como han mantenido algunos críticos inexpertos o partidistas. Las buscaba como un fin en sí mismas. Me parecía muy importante para nosotros desarrollar una nueva relación con la Unión Soviética debido al cambio que se había producido en el equilibrio nuclear. No sólo pensaba en la China de entonces, sino en la China del siglo próximo, y en el futuro equilibrio de poder entre Estados Unidos, China y los soviéticos"."Para alcanzar estos fines agrega Nixon, "tenía que considerar también cómo podía terminar con la guerra de Vietnam. Una de las opciones era la nuclear; en otras palabras, la escalada masiva, bombardeando los diques [de Vietnam del Norte], o la opción nuclear. Por supuesto, había una tercera posibilidad: la retirada, irse, echar la culpa de Vietnam al Partido Demócrata. Rechacé la retirada porque hubiera sido incoherente con los intereses de nuestra política exterior. Por otra parte, descarté el bombardeo de los diques y la opción nuclear. Rechacé el bombardeo de los diques, que hubiera supuesto que un millón de personas hubieran muerto ahogadas, igual que rechacé la opción nuclear, porque los objetivos en cuestión no eran objetivos militares. No se trataba de que alguien estuviera diciendo: '¡Aplastadlos!', a la manera como nuestro amigo del Ejército del Aire, el general Curtis LeMay, hubiera sugerido. Pero no vi ningún objetivo en Vietnam del Norte que no pudiera haber sido alcanzado del mismo modo por armas convencionales".

"Y había aún otra razón para mi rechazo al bombardeo masivo: estaba convencido de que destruiría cualquier oportunidad de avanzar en las relaciones con los soviéticos y con China. Así que llevamos adelante un programa de vietnarnización, que era compatible con la retirada y que hicimos compatible con la presión militar, no nuclear, y con lo que quedaba de la negociación. Seguimos las cuatro vías. Y terminamos, en 1973, con una solución que no era la más satisfactoria, pero era una solución".

Tres momentos difíciles

"Hubo otras tres ocasiones en las que consideré la utilización de armas nucleares. Una fue durante la guerra de 1973, cuando Leonid Breznev amenazó con intervenir unilateralmente en Oriente Próximo. No podíamos permitir que Israel se perdiera. No podíamos permitir que los soviéticos tuvieran una posición predominante en la zona. Deseaba enviar ese mensaje y poner las armas en alerta. Eso hubiera sido el colmo. Estados Unidos quería mostrar que se opondría a una resistencia convencional y nuclear más que amenazar a la Unión Soviética con armas nucleares. Ésa era mi decisión. Ha habido muchas conjeturas diciendo que alguien más tomó la decisión. Fui yo".

"Una segunda ocasión estuvo relacionada con China", asegura el ex presidente Nixon. "Había conflictos fronterizos. Henry Kissinger (entonces consejero de Seguridad Nacional de la Administración estadounidense) solía venir a charlar sobre la situación. Entre paréntesis", dice el ex presidente haciendo un inciso, "esto fue antes de las cintas [se refiere a las cintas del escándalo Watergate, que terminó costándole la presidencia]. No lo encontrará en las cintas". Y continúa sin cambiar la expresión: "Henry se preguntaba si Estados Unidos podía permitir un triunfo de la Unión Soviética sobre China, es decir, destruir su capacidad nuclear. Tuvimos que hacer comprender a los soviéticos que no lo toleraríamos".

Nixon consideró también la opción nuclear en 1971, con motivo del conflicto indo-paquistaní. "La señora Gandhi, tras haber diezmado Pakistán oriental, quería apoderarse de Pakistán occidental. Al menos así fue como yo vi las cosas ( ... ). Temíamos que los chinos intervinieran para intentar parar a la India. Sólo más tarde supimos que no tenían la capacidad convencional para hacerlo. Pero si hubieran intervenido y los soviéticos hubiesen reaccionado, ¿qué habríamos hecho? No hay ninguna duda sobre ello".

Un mal menor

Nixon hizo también un repaso a los 40 años de diplomacia nuclear estadounidense. Se refirió en primer lugar a la bomba de Hiroshima, cuyo 40º aniversario se conmemora el próximo 6 de agosto. "Por supuesto", aseguró el ex presidente, "la bomba produjo un efecto traumático en los japoneses. ( ... ) Pero mirándolo desde otra perspectiva, en términos de si salvó o no vidas a la larga, muchos observadores opinan que sí. Si hubiésemos invadido las principales islas quizá hubiera costado un millón de bajas estadounidenses, y con seguridad muchos más japoneses. ¿Cuántos civiles murieron a causa de la bomba atómica? Bien, costó un total de 200.000 vidas en dos lugares, y eso es terrible, pero puede haber salvado a 10 veces más personas".

Richard Nixon no ha sido el único presidente norteamericano que ha considerado en algún momento de su mandato la opción nuclear. La crisis de los misiles cubanos, bajo la Administración de John F. Kennedy, es de sobra conocida. Según Nixon, durante la guerra de Corea (1950-1953) "Dwight Eisenhower probablemente la consideró, pero le preocupaba la idea de utilizar la bomba en Corea, porque era otro país asiático. Eso debió de influirle. Al menos me influyó a mí".

Nixon pone el énfasis en que toda la historia de la diplomacia nuclear bajo las Administraciones de Eisenhower, Kennedy y Nixon condujo a una reducción del haz de posibilidades de utilizar la opción nuclear. Por tanto, el único camino para las superpotencias es el control armamentístico, pero éste, dice Nixon, "no debe considerarse como un fin en sí mismo. Bastante más importante es nuestro entendimiento político con los soviéticos".

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