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Tribuna:LA ELIPSE
Tribuna
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16 martes

Olvido Alaska (o un dibujo que se le parece demasiado) anuncia bénédictine. "Me gustan los placeres clásicos porque siempre están a la última". Alaska juega al Oscar Wilde femenino incluso en la publicidad. Incluso cuando no es ella. Aquí Cebrián ha denunciado toda postmodernidad como paralela históricamente de anteriores fenómenos prefascistas. La revolución contra la abuelita, hecha con los viejos dijes de la abuelita, con sus sortijas gordas y sus bebidas dulces, suele resolverse en un homenaje (sangriento) a la abuelita, que es la Supermadre. "El presupuesto de Defensa debe dar trabajo a los españoles" (Serra). Frases como ésta manifiestan un silencio que en vano tapamos con tanto ruido visual y tanto pop. El guerrero fue el protagonista de las sociedades antiguas porque la guerra era riqueza o miseria alternativa, cambio, botín. Los presupuestos de Defensa, que son una cosa más técnica y abstracta, protagonizan la economía actual del mundo porque "dan trabajo". Para la vida no se ha inventado nada mejor que la muerte, ni en el Este ni en el Oeste. Para la paz no se ha inventado nada mejor que la guerra (Reagan). Así que las revoluciones sangrientas se ahogan en sangre, como su nombre indica, y las revoluciones pacíficas, literarias y post se ahogan en bénédictine. La economía socialista / capitalista gira en torno de la Defensa, porque el Estado no ha encontrado, para comprarse, nada más caro ni apasionante que la guerra. Una inercia de la caza. El secretario de Defensa de algún país se defiende de esta acusación: la excesiva atención dedicada a la fabricación y venta de armamento. Los viejos encuentran muy sensato eso de que "vivir es defenderse". Los jóvenes, para no enterarse, se atan el pelo con un saco, meten mucho ruido y se archivan a sí mismos como "una generación lúdica". En el híper de mi pueblo he visto ayer dos bellas post con el culo al aire, sujetándose una nalga a la otra con un imperdible. Acabarán anunciando algún licor religioso.

18 jueves

Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. "Un plan de empleo para Espafia: el modelo Sosisgern". Por F. Parra Luna y J. A. Garmendia. Es un modelo sociosistemático para la generación de empleo. Me convence sólo hasta donde lo entiendo, que no es muy lejos. Estoy persuadido de que puede funcionar, siempre que a estos jóvenes y brillantes socioeconomistas no se les cruce una Preysler en el camino.

19 viernes

Voy a Marbella un verano si y otro no. ¿Cómo podría, de otro modo, soportar tanta felicidad acumulada? No conviene ser demasiado feliz, según los místicos y los que tienen colesterol. Marbella es la utopía fourierista de quienes nunca van a Marbella. Y la utopía, como ciertas aguas de balneario, hay que tomarla en años pares o impares. Marbella es el balneario celestial de quienes ya están en la gloria del mundo, que así pasa y queda. Un balneario con macrós de tirilla, princesas sobrantes del XIX, gordos impresentables que sólo aquí -claves de la jet- pueden presentar su gordura, ilustres otoñales vestidas de primavera, populares de Madrid que, al cambio marbellí, viven ya una inmortalidad quincenal, particulares que llevan el alma por fuera del pantalón, como la camisola borrascosa, algún desorientado ex / symbol de Hollywood, nunca posterior a la generación de Lo que el viento se llevó, cantantes de cuando nuestros guateques adolescentes (Paul Anka) y el señor del monóculo. Marbella es como unos ejercicios espirituales para todos los parias de la Tierra. Porque resulta que toda esa gente feliz tampoco conoce la felicidad. ¿Qué es lo que pasa en Marbella que no pase en la más periférica verbena del ferragosto? El personal se enamora, se desenamora, se intercambia, se traiciona, se reconcilia, no es feliz y vuelve, y todos hablan mucho del año pasado en Marbella. En Marbella se dan las "condiciones objetivas" para la felicidad, pero todo el mundo quiere cambiar de pareja. Marbella es el tedío con chaqueta remangada y tres tallas de sobra. Pero Marbella es necesaria para que la gente luche, al menos, por Benidorm.

21 domingo

Ni Marbella ni Torrelodones ni esa Babilonia en camiseta que es Benidorm. Donde se veranea este año -donde veraneo yo- es en esas calles, entre Serrano y la Castellana, calles cortas y amenas (más amenas de noche), adonde acudimos misóginos, cínicos, benevolentes, prostibularios, machistas, travestís, ruiseñores, nefandos, gritonas, locas, gomorritas, menoreros y nietos apócrifos de Gilles de Rais. Mayormente, un travestismo que riza el rizo, la mujer que se disfraza de hombre disfrazado de mujer. Un tema clásico que está en Lope. Los vecinos del barrio más residencial de Madrid están en un grito, pero es porque no han leído a Lope. Cualquier día nos proclaman en los papeles. El mucho arbolado de las calles da frescor a la lujuria, bajo la noche autonómica (Madrid es una de las ciudades más arboladas de Europa). Las feministas me ponen de espejo a los vascos, que las hacen y no las dicen. Según la Prensa de ayer, tres casos de cáncer gay se han registrado en Guipúzcoa, y uno en Vizcaya. En las calles que digo no hay cáncer gay. En Madrid no se respira de calor, pero se respira libertad. Entre mi chica y yo nos llevamos una chica ligada. Es lo que se llama triplar. Paco Nieva ha estudiado el tema. Triplar es, en todos los sentidos, refrescante.

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