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La URSS propone la reapertura condicionada de relaciones diplomáticas con Israel

VICTOR CYGIELMAN, La Unión Soviética ha propuesto al Gobierno israelí el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas y la libre emigración de los judíos de la URSS a Israel si el Gobierno de Simón Peres se aviene a negociar con Siria el futuro del Golán, si cesa la propaganda antisoviética y si Israel acepta la participación de la URSS en la solución del conflicto árabe-israelí, en el marco de una conferencia internacional de paz sobre Oriente Próximo. Estados Unidos recibió con satisfacción la propuesta de las autoridades soviéticas.

La oferta soviética implica que Moscú olvida la retirada israelí de los territorios ocupados por Israel en 1967 como condición para enviar un embajador soviético a Tel Aviv, así como supone la acentuación de sus exigencias de una prueba israelí de buena voluntad hacia Siria, principal aliado de la URS S en la zona.

El embajador soviético en París no ha ocultado a su colega israelí en la capital francesa, M. Sofer, que la nueva dirección política del Kremlin deplora la ruptura de relaciones entre la URSS e Israel en 1967. Según el embajador soviético, aquella ruptura fue "una decisión intempestiva, adoptada bajo los efectos de una fuerte conmoción".

Estas consideraciones se conocían. Lo que hasta ahora no se había producido es una confesión tan rotunda y sin precedentes, de que Moscú haya podido equivocarse,cometer un error político así.

Desde el punto de vista táctico, esta confesión, esta autocrítica sobre las, espaldas de Leonid Breznev, refuerza la posición de Mijail Gorbachov en el seno del Politburó de la URSS.

Según los sovietólogos israelíes, esta confesión por parte del embajador de la Unión Soviética en París, y no del embajador soviético en Washington, no ha sobrevenido por azar. Gorbachov ha elegido Europa y no Estados Unidos para lanzar su política de sonrisa antes de abordar un adversario más duro: la Administracion norteamericana de Ronald Reagan.

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Gorbachov intenta ganarse de este modo la simpatía del presidente francés, François Mitterrand, y de otros dirigentes europeos. Quiere probar de esta manera que sus declaraciones sobre la necesidad de cambiar el clima y las relaciones entre la Unión Soviética y Occidente no son sólo palabras ni frases propagandísticas.

Comenzar por Israel y por los judíos rusos es tácticamente rentable, visto el interés alcanzado, en Europa respecto al Estado de Israel y con relación al tema de los judíos deseosos de abandonar la URSS.

Sin embargo, para el Kremlin no sólo se trata de mejorar la imagen de marca de la URSS en Europa Occidental. La nueva iniciativa diplomática de Moscú lanzada en París se orienta hacia la recuperación de posiciones de la URSS, en Oriente Próximo, aunque sea por la puerta trasera.

La Unión Soviética había abandonado en la práctica el escenario de Oriente Próximo a la diplomacia norteamericana.

La Unión Soviética perdió Egipto, asistió luego impotente a la conclusión de la paz entre egipcios e israelíes bajo Anuar el Sadat. Tras esta pax americana, Irak, forzado por su guerra con Irán, buscó una aproximación a Washington, y un embajador norteamericano acaba de reabrir la representación diplomática estadounidense en Bagdad. Por último, hasta la OLP ha comprendido que para hacer ceder a Israel no hay más que una dirección: Washington.

Los soviéticos parecen enfadados por esta fuga informativa prematura, y en Moscú se desmiente la oferta transmitida por su embajador en París.

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