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La alborada presta el río para que el sol se refresque

La evolución del mercado bursátil continuó ayer marcada por la apatía, ya que en el transcurso de la contratación no se conocían los resultados de la conferencia de prensa que ofreció el nuevo responsable de Economía y Hacienda. El índice general, en ese compás de espera, bastante hizo con ganar 23 centésimas, en medio de unos volúmenes de negocio ciertamente modestos.Además, el día tampoco amaneció muy propicio para las alegrías. Los analistas financieros internacionales se mostraban bastante preocupados, a primeras horas de la jornada, por la enfermedad del presidente Reagan y por las repercusiones negativas que ese hecho podría tener en la cotización del dólar. Parece no ser cierto que la Reserva Federal haya intervenido para evitar un serio descalabro a la divisa estadounidense. En cualquier caso, el descenso fue moderado en todos los mercados, aunque el dólar se apreció frente a la peseta, lo que, a juicio de algunos expertos, viene a demostrar la relativa debilidad de la moneda española.

Pero esos son nubarrones que no tienen por qué influir directamente en la renta variable. Más importancia tienen las palabras de Carlos Solchaga respecto al futuro tratamiento fiscal de las plusvalías de capital-riesgo que, aunque no fueron excesivamente concretas, dejaron claro, a juicio de los expertos, que el Gobierno prevé introducir las modificaciones necesarias para acercar España, en este terreno, a otros países europeos.

Y más novedades de signo positivo. Por ejemplo, el continuado descenso del precio del dinero -ayer el banco emisor rebajó otroj1/16 el coste de su subasta de préstamos, que quedó fijado al 14,25% a un día-, así como las previsiones oficiales sobre la evolución del índice de precios al consumo para el mes de junio (+0,1%) y julio (+0,6%). En conjunto, la confirmacion de esos resultados recompondrían las esperanzas ya casi perdidas de controlar la inflación y finalizar el año en torno al 8%.

Precisamente los tipos de interés y la inflación han sido los dos mayores obstáculos que ha tenido que sortear la bolsa en estos últimos meses. Cualquier cambio de tendencia en este sentido, por consiguiente, sólo puede favorecer la evolución bursátil. Eso y la buena marcha de las sociedades, como es lógico.

Indirectamente, las previsiones de Carlos Solchaga respecto a un incremento del 1,9% en el producto interior bruto (que rebaja de forma importante tanto aquel 3% del primer pronóstico como el 2,5% de la revisión posterior) debería tranquilizar a los inversores. La experiencia ha demostrado que un crecimiento económico demasiado rápido en época de crisis siempre ha estado acompañado, de unas tensiones inflacionistas difíciles de controlar.

Al mismo tiempo, los deseos gubernamentales de contener el déficit público suponen una garantía a medio plazo sobre la continuidad del descenso de los tipos de interés. Sin abaratar el costo del déficit, difícilmente puede alcanzarse ese objetivo. Parece que la banca será obligada, con el palo de los coeficientes en alto, a tomar pagarés del Tesoro menos retribuidos, después de las vacas gordas de estas últimas semanas. En esas condiciones, será difícil que la bolsa no more de aquí a final de mes.

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