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La encrucijada del Mercado Común

Las oscuras razones de un 'no' sorprendente

La sorprendente decisión de Parlamento canario -primero por oponerse a un tratado globalmente beneficioso para el archipiélago, y segundo, por las alianzas contranatura que propiciaron la oposición al ingreso en la CEE- sólo puede explicarse en el contexto de cantonalismo y desvertebración de esta región.En el Parlamento figuran actualmente 11 partidos políticos diferentes para representar a tan sólo 1,5 millones de habitantes, y varios de ellos tienen un ámbito de representación circunscrito exclusivamente a una isla (hay formaciones políticas de El Hierro, Fuerteventura o La Gomera). La peculiar distribución de la representación entre las islas ha propiciado que haya partidos con un solo diputado y más de 20.000 votos y otros con media docena que no alcanzan en conjunto esta cifra. El popurrí de ideologías e intereses es mayúsculo. Las fuerzas políticas de ámbito isleño e ideología populista y cantonal conviven con todo el abanico de partidos estatales, y a ellos hay ue sumar nacionalistas de distinto cariz, que van desde el independentismo a ultranza al autonomismo. De ahí que nadie crea que votó lo mismo que el partido vecino, o por los mismos motivos, cuando se pronunció en contra del acuerdo de adhesión a la CEE y en contra del Gobierno socialista de Jerónimo Saavedra.

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En torno a las condiciones impuestas por la CEE a los tomates y hortalizas canarias se movilizaron los agricultores, que el 23 de abril crearon la Comisión Regional de Agricultores Canarios (CRAC) y el 26 de mayo sacaron a la calle a miles de manifestantes en Gran Canaria y Las Palmas. La respuesta multitudinaria de los agricultores no pasó inadvertida a los políticos regionales, desde la extrema izquierda a Alianza Popular, que trataron de capitalizar estos movimientos.

El empresariado canario, que en principio vio con simpatía todo este acoso a los socialistas, se encuentra ahora desconcertado e irritado con Alianza Popular y con la decisión del Parlamento autonómico en contra de la CEE, que de algún modo pone en riesgo las magníficas condiciones conseguidas para el turismo, el comercio y la industria de las islas. La solidaridad de clase del empresariado en estos lares es simbólica, y la patronal no está dispuesta a renunciar a ninguna de las ventajas conseguidas en la negociación con la CEE por defender a sus colegas agricultores o por deparar una victoria pírrica a AP en el Parlamento autonómico.

La decisión del Parlamento autonómico debió propiciar, probablemente, un toque de atención de las direcciones de los partidos estatales a sus formaciones canarias. Tanto Alianza Popular y el PDP, con su voto afirmativo a la CEE en el Congreso de los Diputados, como el PCE y el CDS, que también se pronunciaron a favor, han desautorizado de alguna manera a sus dirigentes regionales. José Miguel Suárez Gil, portavoz del Grupo Popular para temas económicos en el Parlamento canario, justifica el resultado de la votación contra la CEE en la arrogancia y prepotencia del presidente Saavedra: "Si no hubiera amenazado con dimitir se hubieran producido algunas abstenciones, despistes o ausencias que hubieran evitado que triunfara la postura contraria a la CEE pero no se puede consentir que nos diga: 'O yo o el caos". Suárez Gil, al margen de esta confesión, acusa a los negociadores españoles de haber aceptado que les introdujeran las restricciones a la agricultura canaria en el último momento, pese a que los expertos comunitarios no lo habían exigido en el primer dictamen por sus prisas de las últimas semanas de firmar el acuerdo cuanto antes a cualquier precio. Con matices, la patronal canaria coincide también con esta última apreciación, según su secretario general, Antonio Rivero. Al igual que la CRAC, según Antonio Cabrera.

Todas estas fuerzas políticas y sociales, incluida Izquierda Nacionalista Canaria (partido que propicia la autodeterminación), insisten en precisar que no pretenden en ningún caso decir no a la CEE, sino al texto del tratado. Todos, incluido el PSOE, se muestran muy preocupados por las posibles repercusiones económicas y sociales del acuerdo sobre la agricultura y la pesca canarias, aunque los socialistas piensan que mediante la negociación de los cupos pueden despejarse los actuales riesgos. El problema de la pesca se agrava, según el secretario de organización del INC, José Mendoza, por la cláusula de suspensión del acuerdo con Marruecos tras nuestra entrada en la CEE. También hay coincidencia en que la situación de pobreza, paro y analfabetismo en muchas zonas del archipiélago es un caldo de cultivo excepcional para cualquier extremismo, llámese Cubillo (a quien por cierto se le espera este mes, y hay toda una campaña de recibimiento en Tenerife) o cualquier otro.

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Hay barrios en Las Palmas donde la policía se lo piensa dos veces antes de entrar (en el polígono de Jinamar, con 20.000 habitantes, el 70% de los habitantes está en paro); el 50% de los canarios tiene menos de 25 años y el 30% menos de 16 años, y ya no se puede seguir emigrando a Latinoamérica; el analfabetismo, la falta de comunicaciones y la atención sanitaria son otras notas características del archipiélago.

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