Helmut Kohl rechaza que la RFA tenga ambiciones territoriales sobre Silesia
El canciller germano occidental, Helmut Kohl, desafió ayer los continuos abucheos que le dedicaron los asistentes a un mitin de exiliados alemanes de Silesia, ante los que aseguró que la República Federal de Alemania (RFA) acepta plenamente la autoridad de Polonia sobre ese territorio. "Nosotros, la RFA y la República Popular de Polonia, no tenemos reivindicaciones pendientes sobre nuestros respectivos territorios, ni las tendremos en el futuro", aseguró Kohl.
Una muchedumbre de unas 10.000 personas respondió con silbidos y saludos al estilo nazi cuando el canciller federal afirmó que su Gobierno desea estrechar relaciones con Polonia. Los exiliados de Silesia, territorio que hasta la II Guerra Mundial fue parte de Alemania, ha votado tradicionalmente al CDU, partido democristiano de Baviera que integra, con el CSU, de Kohl, y los liberales, la actual mayoría en la RFA.Los países del Este habían criticado duramente la decisión de Kohl de asistir a esta concentración de exiliados de Silesia, que se ha celebrado durante el fin de semana. Ayer, sin embargo, y como primera reacción, un diplomático europeo de un país del Pacto de Varsovia se mostró satisfecho por la intervención del canciller y estimó que Kohl había ido tan lejos como era posible en aquel ambiente.
El canciller afirmó que la cuestión alemana continúa abierta, pero aseguró que sólo se resolverá por medios pacíficos y democráticos "y de común acuerdo con todos los vecinos, incluido el pueblo polaco". "Europa, lo mismo que Alemania, quiere encontrar libremente el camino de su unidad, y la clave es la autodeterminación y el respeto de los derechos humanos", aseguró Kohl.
El canciller reconoció que, tras los traslados de poblaciones realizados después de la guerra, en los territorios de la antigua Silesia prusiana viven ahora polacos "y, sobre todo, una nueva generación". "A esa nueva generación", añadió Kohl, "le decimos que deseamos la paz y la reconciliación. Queremos una Europa libre".
No obstante, el canciller acusó a continuación a Varsovia de negarse a conceder derechos a la minoría de cerca de un millón de alemanes que siguen viviendo en Polonia, unos 800.000 de ellos en Silesia.
Las acusaciones de "revanchismo" que los países del Este lanzan contra Bonn habían sido potenciadas en fecha reciente por las afirmaciones de líderes silesios de que, legalmente, su antiguo territorio sigue perteneciendo a la RFA.
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