Miguel Ríos, abatido por la suspensión de su concierto en Pamplona, por falta de público
Miguel Ríos reconoció estar triste y amargado al tener que suspender el concierto que tenía previsto ofrecer en la plaza de toros de Pamplona debido al escaso número de entradas vendidas, menos de "cinco cientos", en palabras del cantante granadino, para un aforo de 25.000 localidades. Miguel Ríos trataba de encontrar las causas de este serio revés en una ciudad en la que consiguió reunir en 1982 a unas 30.000 personas. Ahora el cantante rockero espera el resultado de sus próximos conciertos en Barcelona y Zaragoza para replantearse la seguna parte de su gira.
Eran las 10.30 horas del miércoles cuando Miguel Ríos decidía la suspensión del concierto que estaba previsto tuviese lugar 12 horas después en Pamplona: la venta de entradas había ido lo suficientemente mal como para prever que Miguel Ríos sólo iba a ver el cemento de la plaza de toros y a un reducido número de personas. Menos de 500, según el cantante.Así, una hora antes de que hubiese comenzado el concierto, tal y como se preveía, el escenario instalado el día anterior hubo de ser desmontado. Miguel Ríos trataba de buscar alguna explicación a lo ocurrido y aludía a la coincidencia horaria del concierto con el partido de fútbol entre las selecciones española e islandesa, a la difusión equívoca del precio de las entradas por parte de los medios de comunicación, a la publicidad, y, no obstante, admitía que habían cometido graves errores y fallos en el planteamiento de esta gira.
Revés
El revés sufrido por Miguel Ríos, quien en todo momento se mostró sereno e incluso cordial, podría deberse, según han señalado algunos promotores musicales, a la mala organización de la gira, a la escasa publicidad (en Pamplona sólo se habían colocado carteles y cuñas publicitarias en una emisora de radio y nada en la prensa), al elevado precio de las entradas (1.100 pesetas), al día elegido (miércoles), pero, sobre todo, a que la figura del cantante granadino se ha hecho muy repetitiva en un corto espacio de tiempo en Pamplona, donde actuó en 1982 (unas 30.000 personas estuvieron viéndole) y en 1983 (unas 8.000). Los promotores musicales aluden además al hecho de que Pamplona, durante los meses de mayo y junio ha estado -y está- saturada de conciertos. Así, recientemente actuaron en Pamplona Ramoncín y Mecano, y para esta semana están previstos conciertos de Pablo Milanés, Radio Futura, y en los próximos días Rosendo. En opinión de estos promotores, Miguel Ríos no tiene el mismo poder de convocatoria que en 1982.El cantante granadino dijo que la suspensión de este concierto le ha supuesto unas pérdidas en publicidad de 1.700.000 pesetas, aun que otras fuentes consideran excesiva esta cantidad. El alquiler de la plaza de toros, en la que no llegó a actuar, le supuso unas 500.000 pesetas. "Esto que ha sucedido en Pamplona es muy malo para el rock", dijo Miguel Ríos.
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