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La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprueba la ayuda 'humanitaria' a la 'contra"

La Cámara de Respresentantes estadounidense aprobó ayer por amplio margen la petición de 27 millones de dólares (más de 4.500 millones de pesetas) para la contra, formulada por el presidente Reagan. La votación se produjo poco después de que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ofreciera levantar el estado de emergencia en su país a condición de que EE UU cese en sus esfuerzos por ayudar a la guerrilla antisandinista y reanude los contactos bilaterales con el Gobierno nicaragüense.

En lo que se considera como una importante victoria para el presidente Reagan, la Cámara de Representantes aprobó la ayuda a la contra con 248 votos a favor y 184 en contra. Unas horas antes, la Cámara acordó levantar una prohibición de ayudas militares a los rebeldes, prohibición que termina el próximo día 30 de septiembre.Durante el debate previo a las votaciones, los demócratas habían quemado lo que muchos consideraron sus últimos cartuchos en oponerse a la política intervencionista de Reagan en Centroamérica. El presidente de la cámara, Thomas Tip O'Neill, demócrata y contrario a la concesión de la ayuda a los rebeldes, acusó a Reagan de llevar al país a la guerra.

Jim Wright, líder de la mayoría demócrata en la cámara, manifestó que la prohibición de ayuda militar a los rebeldes 'era "el único freno que existe en la ley" y avisó que si se levantaba esta prohición, "por primera vez estaremos declarando que somos cómplices en el derribo de aquel Gobierno".

La Cámara de Representantes cortó el año pasado la ayuda a los contrarrevolucionarios nicaragüenses, como respuesta a las noticias de que la CIA había dirigido el minado de los puertos de Nicaragua y editado una especie de manual del rebelde, en el que se sugería incluso el asesinato de los líderes enemigos. En abril de este año, Reagan se propuso obtener del Congreso la renovación de fondos para la contra, primero como ayuda militar y luego bajo la etiqueta más modesta de ayuda humanitaria, pero sus propuestas fracasaron en ambas cámaras.

Los nuevos debates parlamentarios han estado precedidos de una intensa campaña gubernamental, que produjo sus primeros frutos el pasado jueves, cuando el Senado, donde los republicanos son mayoría, aprobó 38 millones de dólares (6.500 millones de pesetas) para ayuda humanitaria a la contra. El pasado martes, Reagan trató de disipar los temores de la Cámara de Representantes, con una carta en la que se afirmaba que no tiene ninguna intención de derrocar por medios militares al Gobierno sandinista.

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Derechos limitados

Ortega formuló el lunes su oferta de levantar el estado de emergencia. El decreto de emergencia, que lleva en vigor tres años, permite a las autoridades sandinistas limitar las actividades políticas, las organizaciones laborales, la libertad de Prensa y otros derechos, así como ocupar propiedades privadas y remitir a tribunales especiales los casos políticos.

Dicho decreto fue impuesto por el Gobierno sandinista por primera vez en marzo de 1982, cuando grupos de insurgentes, respaldados por Estados Unidos, comenzaron a atacar Nicaragua desde la frontera de Honduras.

En el transcurso de un mitin público el pasado lunes por la noche en Managua, Ortega afirmó que la Administración Reagan debería pedir un alto el fuego, renunciar a seguir buscando fondos para financiar a la contra y reanudar las conversaciones directas con Nicaragua.

"Si esas medidas detuvieran las actividades militares contrarrevolucionarias, empezaría a crearse un clima en el que todas las leyes de excepción que afectan al pueblo nicaragüense podrían ser levantadas", afirmó Ortega.

Las demandas sandinistas de que EE UU cese el apoyo a la contra han merecido siempre respuestas negativas de la Casa Blanca, que no reconoce buena fe a los dirigentes de Managua. Sin embargo, ésta es la primera vez que Ortega ofrece como contrapartida el levantamiento del estado de emergencia.

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