Las concesiones españolas hicieron posible el cierre de la redacción del tratado de adhesion a la CEE

"Nada queda por cerrar. Hoy 7 de junio, a las 4.30 de la mañana, día de san Pedro de Córdoba, se ha acabado la redacción del tratado de adhesión de España a la CEE". Así se expresó un cansado Manuel Marín, secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, en la madrugada de ayer, en el desolado edificio Carlomagno de Bruselas. Esta vez no hubo champaña. Quizá porque España, en los flecos que quedaban, y muy especialmente en el del vino, tuvo que ceder ante la cerrazón francesa.

Las presiones políticas fueron terribles para concluir. Francia, a pesar de los contactos en Estoril con ocasión de la reunión de la OTAN entre los titulares de Asuntos Exteriores español y francés, Fernando Morán y Roland Dumas, no dio su brazo a torcer en el vino. Marín quería romper la negociación. Pelo instancias superiores le hicieron recapacitar. Y finalmente se llegó al acuerdo. El acuerdo técnico sobre el vino es peor para España que el acuerdo político que se logró en la histórica madrugada del 29 de marzo, aunque no tan malo como el que pretendía Francia. Se instauran montantes reguladores a las exportaciones de vino de mesa español hacia la CEE, beneficiando más a los del mejor calidad que a los peores vinos. Para fijar estos montantes se toma en cuenta el precio de orientación en la CEE modulado con el precio del mercado.

Los diez aceptaron en el compromiso final incluir un tercer criterio: el precio específico de los vinos de calidad, a los que se garantiza que el montante corrector nunca hará subir su precio. Al penalizar los peores vinos -que tendrán un montante regulador automático, lo que dificultará su exportación-, la producción española deberá orientarse hacia los vinos de calidad.

Francia podría aquí presionar y defender de nuevo sus intereses, porque la proliferación durante los últimos años de las denominaciones de origen en España no será aceptada por la CEE, que tiene un régimen muy estricto en este terreno.

El sistema de montantes reguladores se mantendrá durante siete años, período en el que también desaparecen gradualmente los aranceles a la importación de vino español en la CEE. La exportación es la dañada. No teman los productores, pues el precio del vino garantizado va a aumentar considerablemente, durante siete años, a partir de la segunda campaña tras la adhesión.

La cuota de la leche queda como se señaló ayer: 5,4 millones de toneladas (800.000 menos que las que quería España, y el nivel global que España rechazó el pasado 2 de mayo) en concepto de entregas a lecherías y ventas directas.

España pagará a Londres

Tampoco en la cuestión de la participación española (y portuguesa) a la rebaja a Londres en su contribución a las arcas de la CEE ha logrado España satisfacción. Participará como todos. "En este tema no se ha conseguido nada", dijo el embajador de España ante la CEE, Gabriel Ferrán, lo que puede costar a España unos 10.000 millones de pesetas en 1986. Francia ha conseguido además las restituciones a la exportación de carne vacuna hacia España (aunque la diferencia de precio será de sólo un 7%).

En el caso de América Latina, las concesiones que consigue España para asegurar el mantenimiento de las tradicionales exportaciones (cacao, café y tabaco) de América Latina a la Península son mínimas y distan mucho de los planteamientos iniciales.

España logra una cuota de producción de tomate concentrado de 370.000 toneladas (770.000 si se suman todos los transformados del tomate) y una cuota de algodón de 185.000 toneladas. Por otra parte queda también para el período interino la definición cifrada de los contingentes de exportación de Canarias hacia la CEE. La denominación british sherry Gerez británico) tendrá una vigencia de 10 años, sólo para comercialización en sus actuales mercados.