La Catedral interminable
La culminación de una catedral que comenzó neogótica y cuyo final es impredecible propicia las más variadas opiniones a favor y en contra.Juan de Arespacochaga, siendo alcalde de Madrid, declaró, a raíz de una nota del arzobispado en la que se descargaba la responsabilidad de las obras en el Ayuntamiento, que no consideraba la Almudena como objetivo de inversión debido a que "hay cosas más importantes que hacer en la capital y la obligación no es del Ayuntamiento". En 1978, la Asociación de Defensa Ecológica y del Patrimonio Histórico Artístico (Adelpha) mostró su oposición a la terminación de la catedral, considerándola como "la construcción de un pastiche arquitectónico y un derroche financiero absurdo".
Desde el pasado año se han puesto en marcha diversas iniciativas y se han elevado voces a favor de la conclusión de la Almudena. En noviembre del pasado año, la agencia Enconsa, eÍmpresa de promoción de imagen cuya directora ejecutiva es la ex pianista y ex locutora de televisión Mari Cruz Soriano, organizó una cenagala "a beneficio de la Almudena". Hubo de ser suspendida al declinar la Casa Real la invitación para la presidencia del acto dado que no se habíam-contado con la Fundación de la Almudena para la organización.
El arquitecto Pedro de Navascués Palacios, experto en arqui tectura del siglo XIX, se ha pro Inunciado a favor de que la obra se termine. Adrián Piera, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, cree que "la falta de remate de esa cornisa del oeste de la ciudad es algo que nos remuerde a todos". Fernando Utande, director adjunto de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, opina que la finalización de las obras "es un asunto de puro madrileñismo" y que es el pueblo madrileño el que "debe costear su catedral, si quiere tenerla".
De igual modo piensa el arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, para el que "son todos los madrileflos, los creyentes y no creyentes, quienes tienen que hacer posible la terminación de la catedral". En unas recientes declaraciones, el, alcalde de Madrid, Enrique Tierno, opinaba que había sido un error comenzar la construcción de la catedral y que ya no hay más posibilidades para zanjar el asunto que destruir o terminar el edificio, siendo la mejor de las soluciones esta última.
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