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La temporada teatral de Broadway es la peor de los diez últimos años

Se han montado 33 espectáculos nuevos, la cifra más baja del siglo

La temporada teatral de Broadway, el barrio neoyorquino en el que se encuentran los teatros más importantes, a pesar del montaje de varias obras de éxito, está terminando su peor temporada de los últimos diez años desde el punto de vista económico, según demuestran las estadísticas y las reacciones en la industria. Lo que no está claro es si esta crisis es una de las periódicas que sufre Broadway o el síntoma de una decadencia a largo plazo. Los 33 nuevos espectáculos que se han montado y estarán en cartel hasta el 31 de mayo -fecha simbólica del final de la temporada- suponen la cifra más baja en todo el siglo.

En lo que se refiere al tiempo de permanencia en cartel -medido en semanas-, se encuentra en su nivel más bajo desde mediada la década de los setenta, de acuerdo con estadísticas de la Liga de Teatros y Productores Norteamericanos. Los 33 nuevos espectáculos que se han montado hasta el 31 de mayo -fecha simbólica del final de la temporada- suponen la cifra más baja en todo el siglo, de acuerdo con estas estadísticas. La crisis de Broadway puede deberse en parte a la ausencia de un musical que atrajera al gran público. De los ocho musicales estrenados este año, cuatro permanecen en cartel, pero no existen garantías de que sobrevivan al verano. Por primera vez en su historia de 38 años, los Premios Tony han abandonado tres categorías: coreografía y mejor actor y mejor actriz en el género musical. Estos premios serán entregados el 2 de junio.Las diferentes empresas han tenido diversa fortuna. Para Bernard Jacobs, presidente de la empresa Shubert, la que posee más teatros en Broadway, ha sido "la temporada de más éxito que hemos tenido". Su opinión es compartida por otros poderosos empresarios, que piensan que obras como A chorus line, Song and dance, Chess y otros musicales que en la pasada década resucitaron Broadway, lo harán también tras esta temporada.

No hay buenos 'médicos'

Muchos otros discrepan. Según dicen, más que una excepción, este año ha sido la culminación de una serie de problemas de Broadway: el incremento de los costes y de los precios de las entradas, el declinar de la producción independiente y la dificultad para montar nuevos musicales.El autor Emanuel Azenberg manifestó: "No creo que el teatro sea un mundo muerto. Simplemente no hay buenos médicos alrededor".

Una de las innovaciones introducidas este año para reducir los costes fue el acuerdo alcanzado entre dramaturgos y productores, según el cual, los primeros reciben más dinero antes de que sea montada la obra, pero menos derechos durante su representación. Es previsible que, en los próximos dos años, los productores renegocien sus convenios con los tres principales sindicatos del sector, los de actores, de técnicos y de músicos.

Fracaso de los musicales

La temporada de este año ilustra el grado de dependencia que tiene Broadway del musical, pues sus beneficios han disminuido pese a la representación de magníficos dramas como Cyrano de Bergerac y Mucho acerca de nada, ambas por la Royal Shakespeare Company. Pero, por primera vez en cinco temporadas, Broadway no tuvo un éxito en el género musical como el año pasado con La cage aux folles y Un domingo en el parque con George. Esos éxitos atraen al público no sólo a esas obras, y permiten a los productores invertir dinero en otras menos rentables. El único éxito de este año ha sido una nueva versión de El rey y yo, que, sin embargo, acabará el 30 de junio.En síntesis, 13 de las obras montadas durante esta temporada sobrevivirán al final de la temporada, el 31 de mayo, lo que supone un nivel de supervivencia alto, comparado con años anteriores, pero, sin embargo, decepcionante.

Broadway reposa en gran medida en obras de larga trayectoria, como 42 street (que lleva cuatro años en cartel), A chorus líne (10 años), y Dreamgirls (medio año, aunque anuncia su final).

"Cuando se calcula la salud de Broadway hay que preguntar cuántos dólares aportaron las obras nuevas", opinó Merle Debuskey, presidente de la asociación de agentes de prensa de teatro y empresarios. "Hay que mirar a los signos de la carretera que están delante. ¿Durante cuánto tiempo pueden seguir contribuyendo las viejas piezas? No se puede envejecer y al mismo tiempo fortalecerse, salvo en casos excepcionales, como A chorus line".

Entre las razones proporcionadas por la industria para explicar el poco éxito de los nuevos musicales este año figura el hecho de que los grandes teatros apropiados para ellos están ya ocupados por las de más éxito, como Cats. Además, las fuentes habituales para nuevos musicales -Londres, off-Broadway- y los teatros regionales- tampoco tuvieron buenas temporadas. Faltan además lugares apropiados para que aprendan nuevos directores y actores-cantantes, pues, entre otras cosas, pocas empresas pueden afrontar el alto costo de un musical.

El resultado de todo ello es que el universo de Broadway, después de haber suministrado musicales a todo el mundo durante décadas, es cada vez más dependiente de la importación desde el Reino Unido: la mayor parte, escrita por Lloyd Webber y su colaborador habitual, Rice. Para la próxima temporada, las esperanzas están puestas en obras británicas como Song and dance, Chess y otras, que seguirán a las obras del mismo autor Cats y Vita. La escasez de obras de Broadway es paralela a la escasez de productores, toda vez que los veteranos, como Cantor o Gottlieb, producen una obra por temporada.

Por otra parte, la supremacía de cadenas como la empresa Shubert y la Nederlander supone un regreso al poder casi monopolístico de la organización teatral de los años veinte y treinta en Nueva York. Los productores independientes se quejan de que mucho poder decisorio reposa en personas del tipo ejecutivo.

Sin embargo, algunos jóvenes productores han logrado romper el cerco y entrar en el espacio cerrado de Broadway, la capital neoyorquina de los espectáculos. Por ejemplo, Allan Carr, de La cage..., y Fred Zollo, de Hurlyburly; ambos tienen menos de 40 años.

Sin embargo, existe tradición de este hecho en el mundo del espectáculo: Alex Cohen, David Belasco, Hal Prince, produjeron sus grandes éxitos en Broadway cuando tenían menos de 30 años.

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