La familia de Joan Miró diferencia la oferta de donación de obra del artista al pago de los derechos de sucesión
La familia Miró ha manifestado una gran satisfacción por la rápida reacción del Ministerio de Cultura ante la información aparecida el pasado miércoles en este periódico, cuando se hicieron públicos por primera vez los contactos establecidos entre el Estado y los herederos del pintor Joan Miró con objeto de conseguir que la liquidación de los derechos de sucesión pudiera realizarse con obras de arte del pintor catalán. Lafamilia del gran artista diferencia este hecho de la oferta de donación de obras del pintor al Museo del Prado.
Pilar Juncosa, viuda de Joan Miró, sin embargo, ha puntualizado el carácter de sus intenciones: "Yo estaba dispuesta a legar parte de las obras de mi propiedad particular con una única condición: que fueran instaladas en el Museo del Prado y en el lugar que corresponde a Joan Miró. Después, sólo después, nuestro amigo Alfredo Melgar nos propuso iniciar los contactos para que el Gobierno español pudiera hacer lo mismo que hizo el Gobierno francés con Pablo Picasso: recibir una determinada cantidad de obra artística en concepto de derechos de sucesión".Para Alfredo Melgar, el editor madrileño que promovió los primeros contactos entre la familia y el Ministerio de Cultura, esta distinción es esencial para percibir la naturaleza de la donación de Pilar Juncosa: "Éste es un acto totalmente desinteresado que pondrá a disposición del Patrimonio Nacional una valiosísima muestra del arte de Joan Miró. Relacionar este gesto con la posibilidad de negociar las obligaciones de los herederos con el Ministerio de Hacienda fue una idea exclusivamente mía, que sigo considerando válida y como una justa correspondencia. El Estado está obligado a aceptar la generosa donación de Pilar Juncosa porque lo contrario supondría consentir que la obra de Miró acabase algún día en manos privadas o en algún museo extranjero. Aquí lo único importante es que Joan Miró tenga al fin su sala en el Prado". En cuanto a su participación en estas negociaciones, Melgar reiteró que es absolutamente desinteresada, en el mayor interés de la obra de Miró y en provecho de la propia cultura del país.
Tras mostrar su preocupación por una posible falsa imagen de estas negociaciones -"la voluntad de Joan Miró, la donación de Pilar Juncosa, la simpatía de la Casa Real con el proyecto y la disposición del director del Museo del Prado, Alfonso Pérez Sánchez, han sido desde el principio gestos claros, honestos y elegantes"-, Alfredo Melgar añade que "la donación al Museo del Prado será muchísimo más importante que la obra contabilizada como mero intercambio con Hacienda".
Para el doctor Luis Juncosa, hermano de Pilar y portavoz de la familia en las negociaciones que deben comenzar formalmente antes del 15 de junio, la posibilidad de culminar satisfactoriamente las conversaciones "no será extraña a nuestra sincera intención". "Como albacea testamentario de Joan Miró", dice el doctor Juncosa, "y recordando sus deseos explícitos -Joan Miró siempre quiso regalar obra suya a la ciudad de Madrid-, considero que tanto lo manifestado por mi hermana como la negociación con el Estado responden plenamente a los propósitos de Miró". "Ésta es", añade, "una ocasión histórica para que el pueblo español disponga en su patrimonio de la obra que hasta ahora ha sido poseída tan sólo por los millonarios que podían pagarla".
Paloma Acuña, subdirectora general de Museos del Ministerio de Cultura, declaró ayer conocer el carácter de la donación de Pilar Juncosa al Museo del Prado y valorarlo "con toda la importancia que tal gesto conlleva, por lo que supone de integración en el Patrimonio Artístico Nacional de una considerable cantidad de obra artística de inmenso valor. En estos momentos los expertos del Ministerio de Cultura están realizando la valoración de las obras heredadas por la familia. Disponemos ya del inventario y estamos esperando la evaluación de los derechos de sucesión que debe tramitar la Abogacía del Estado".
Las 120 telas que se encontraban en el estudio de Son Abrines y en el taller de Son Boter en el momento de la muerte de Joan Miró han sido inventariadas y valoradas por Edmund Peel, de la firma de subastas Sotheby's, por encargo de la familia, para contrastar esta valoración con las tasas de los expertos del Ministerio de Cultura.
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