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Infructuosas negociaciones para que la familia de Miró legue al Museo del Prado obras del pintor

La donación constituiría el pago por los derechos reales derivados de la legislación sobre sucesiones

Gestiones y conversaciones encaminadas a inaugurar en el Museo del Prado de Madrid una sala dedicada al pintor catalán Joan Miró han resultado hasta el momento infructuosas. El legado de obras catalogadas de Joan Miró que la familia del pintor está dispuesta a ceder al Estado constituiría el pago por los derechos reales que establece la actual ley del Impuesto sobre Sucesiones. La iniciativa de la operación fue emprendida pocos meses después del fallecimiento del pintor, el 25 de diciembre de 1983, por Alfredo Melgar, amigo de la familia Miró y editor de obras de arte.

La fundamental contribución de Miró al lenguaje artístico contemporáneo, su espíritu de visión poética, su audacia como anticipador de diversas corrientes estéticas y su buena disposición para las donaciones públicas (la Fundación Joan Miró en Barcelona y la Pilar y Joan Miró en Palma), son algunos de los argumentos presentados en distintos informes para avalar el interés del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Hacienda en una transacción que, según el editor Alfredo Melgar, "no haría más que enriquecer nuestro patrimonio artístico".Melgar ofreció a la Casa Real esta forma de pagar los derechos reales de la sucesión de Joan Miró, enriqueciendo al Museo del Prado, con el objeto de conseguir la mediación e intervención del Rey en su condición de presidente de la Comisión Nacional del Patrimonio.

"Ya están en el Prado", dice Melgar, "Juan Gris y Picasso, y por las mismas razones se instalará también, tarde o temprano Joan Miró. Pensé que tras su muerte debían aprovecharse la oportunidad de convertir un parte significativa de su obra en propiedad, colectiva, y por ello inicié las gestiones".

Conversaciones con Cultura

El 20 de mayo de 1984, Pilar Juncosa, viuda de Miró, escribió a los Reyes agradeciendo el interés "que despertó en vuestras majestades la iniciativa de propiciar la instalación en el Museo del Prado de algunas obras de Miró". "La culminación de este proyecto", añadió, "sería motivo de gran satisfacción para mí y para nuestra familia, pues significaría honrar la memoria de Joan, exponiendo su obra en un lugar tan prestigioso"."Me consta", dice Melgar, "que el rey Juan Carlos entregó personalmente a Felipe González el informe que yo redacté a favor de una operación que debía realizarse con urgencia".

Y agrega: "El presidente del Gobierno lo tramitó a Javier Solana, y entonces iniciamos unas conversaciones con el Ministerio de Cultura".

La buena disposición que, según Melgar, mostró el Ministerio con el objeto de acelerar los mecanismos legales que permitieran la transacción, cambió repentinamente poco antes de las dimisiones presentadas por el director general de Bellas Artes, Manuel Fernández Miranda, y por el secretario general técnico, Hilario Hernández Marqués, el mes de abril de 1984.

"Ignoro", dice Alfredo Melgar, "las causas de esta dimisión, pero Fernández Miranda había mostrado una gran receptividad hacia nuestro proyecto, así como un buen estado de ánimo capaz de superar cualquier obstáculo. Nuestras conversaciones fueron siempre constructivas. Pienso que si no hubiera dimitido, es probable que ahora, un año después, la sala Miró en el Museo del Prado ya habría sido inaugurada".

El 14 de septiembre de 1984, Alfonso E. Pérez Sánchez, director del Museo del Prado, escribió una carta a Pilar Juncosa manifestando su "entusiasmo" ante la posibilidad de recibir de la familia obra de Joan Miró: "Aunque la decisión final de la aceptación de cualquier legado corresponde al Real Patronato del Museo, quiero adelantarme a expresarle mi agradecimiento por tan generoso propósito y asegurarle que, por mi parte -y creo interpretar también el sentimiento de buena parte de mis compañeros de Patronato, que aún ignoran este propósito- sólo encontrará fervoroso entusiasmo ante esa idea".

"La obra de su esposo", añade en su escrito el director del Museo del Prado, "que tanto ha representado en la evolución del arte contemporáneo, encontrará sitio entre sus compañeros y todos nos honraremos en recibirle".

El 12, de octubre del mismo año, durante el viaje realizado por el ministro de Cultura, Javier Solana, a Palma de Mallorca con motivo del Día de la Hispanidad, se celebró en Son Abrines, antigua residencia del pintor y estudio en el que permanece parte de su obra, una entrevista en la que no se resolvieron ninguno de los extremos posibles de la citada transacción.

"Fue", dice Melgar, presente en el encuentro, "una visita protocolaria que no originó ningún contacto técnico fructífero. Desde entonces y hasta ahora no ha sucedido nada nuevo. El Ministerio de Cultura -intermediario inevitable entre la familia y Hacienda- no ha evidenciado su interés por acelerar el compromiso sobre acuerdos firmes y claros".

La familia de Joan Miró, que no oculta ahora su desconcierto por la demora, espera paciente la conclusión de las negociaciones iniciadas el mes de febrero de 1984.

Mientras tanto, la reconocida firma británica Sotheby's valora las obras que constituirán el posible legado de obras de Joan Miró al Museo del Prado.

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