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El Papa condena en Holanda el divorcio, el aborto y la homosexualidad

Andrés Ortega

Juan Pablo II no consiguió ayer una auténtica afluencia masiva a la misa en el aeropuerto de Maastricht, único acto abierto al público sin limitaciones en la etapa holandesa de su viaje al Benelux. Donde los organizadores esperaban 100.000 asistentes, éstos no llegaron a los 50.000. Por la tarde, en Amersfaort, el Papa fue fervorosamente acogido por unos 3.000 jóvenes católicos, ante los cuales condenó el aborto, el divorcio -"aunque éste sólo exista en el corazón"-, las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio y la homosexualidad, y señaló que "la sociedad cristiana primitiva no fue ciertamente permisiva".

En las calles de Maastricht, adonde llegó tarde a causa del mal tiempo, el Papa fue mejor recibido -con aplausos y sin incidentes- que en otras ciudades de Holanda. Pero, desde luego, no con la presencia masiva que ha caracterizado otros viajes suyos. Entre las 40.000 y 50.000 personas presentes en la misa había no sólo holandeses, sino también beIgas y alemanes de la plurinacional región del Limburgo. Sólo en Maastricht viven 112.000 personas, católicos en su mayoría.En tren, Juan Pablo II se dirigió a Amersfoort, en cuyo convento de Hermanas de Nuestra Señora de Ter Eern, protegido por un centenar de policías, pasó la noche tras una reunión con los obispos holandeses. En los campos del colegio católico local mantuvo un diálogo con unos 3.000 católicos -asistencia por invitación y textos preparados con antelación- de 15 a 20 años de edad que le corearon "estamos contigo" y "larga vida a Juan Pablo II".Una de las jóvenes le dijo: "Numerosos jóvenes piensan que la Iglesia católica no vive con los sentimientos y las ideas de la época actual, especialmente cuando se trata de cuestiones que se refieren a la homosexualidad, el aborto, la posición de la mujer en el seno de la sociedad y de la Iglesia, la cohabitación entre personas que no están casadas oficialmente o la sexualidad antes del matrimonio".

Juan Pablo II, en una de sus respuestas más directas, condenó estas cuestiones y señaló que "si las tomas de posición de la Iglesia católica pueden parecer duras, es porque no puede permitirse otras. Habla así por honestidad". La Iglesia, prosiguió el Papa, "a veces está obligada, para seguir siendo fiel al Evangelio, a atenerse a los ideales antiguos, aunque tenga que estar en desacuerdo con los tiempos". Los aplausos le interrumpieron en varias ocasiones.

El Papa viaja hoy a Luxemburgo, de abrumadora mayoría católica, donde se espera tenga mejor acogida. Por primera vez visitará las instituciones de la Comunidad Europea.

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