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LA PROPUESTA DE MORATORIA NUCLEAR DE GORBACHOV

EE UU cree que Moscú busca mantener su ventaja nuclear

Francisco G. Basterra

La oferta del líder soviético Mijail Gorbachov de detener el despliegue de los cohetes nucleares SS-20 dirigidos a Europa ha provocado irritación en Washington, donde se entiende que el Kremlin trata de bloquear la instalación de euromisiles en Europa occidental. Desde su rancho de California, donde pasa las vacaciones de Pascua, el presidente Ronald Reagan rechazó inmediatamente la propuesta soviética, afirmando que es "insuficiente" y sólo persigue consolidar la ventaja de 10 a uno que la URSS posee actualmente sobre la OTAN en cohetes de alcance intermedio en el escenario europeo.

Para Washington, cualquier congelación de cohetes de medio o de largo alcance es inaceptable porque significa que Moscú mantendría su actual superioridad.La Casa Blanca aseguró, sin embargo, ayer que la iniciativa de Gorbachov no disminuye las actuales perspectivas de que los líderes de las dos superpotencias celebren este año una reunión en la cumbre. Al elegir el mes de noviembre como fecha término de la moratoria y anunciar al mismo tiempo al pueblo soviético, por primera vez, su deseo de reunirse con el presidente norteamericano, el dirigente soviético parece querer condicionar la posibilidad de esta reunión con Reagan a una respuesta positiva norteamericana sobre los euromisiles.

Estados Unidos rechaza esta vinculación y afirma que una entrevista al máximo nivel sigue siendo deseable. Washington parece decidido a que el objetivo final de unas relaciones más constructivas con Moscú no se vea afectado por posturas propagandísticas como la actual, que es consciente de que se repetirán en el futuro, o hechos como la reciente muerte de un oficial de EE UU en la RDA por disparos de un centinela del Ejército Rojo. Sin embargo, la propuesta de Gorbachov ha servido para rebajar la ilusión que se mantuvo aquí, tras el cambio en la cúpula del Kremlin, de que las relaciones entre los dos países entraban en una fase sustancialmente nueva.

El consejero de Seguridad Nacional, Robert McFarlane, confirmó ayer el "disgusto" del presidente ante la oferta del Kremlin, a la que calificó de "truco para ver si ha cambiado el clima político en el Congreso y para presionarnos a que variemos de posición". El asesor fue llamado inmediatamente a California el Domingo de Resurrección para discutir la situación con Reagan, en una jornada en la que el presidente sólo tenía previsto montar a caballo.

La Unión Soviética ha desplegado ya, según el Pentágono, 414 misiles móviles SS-20, de tres cabezas nucleares cada uno, de los cuales 276 están apuntando a objetivos en Asia. La OTAN ha instalado hasta ahora unos 130 euromisiles y proyecta desplegar antes de 1989 un total de 572.

McFarlane calificó la propuesta soviética de "desacreditada y engañosa", y advirtió e insistió en que los SS-20 son cohetes móviles que en muy poco tiempo pueden ser trasladados desde las fronteras asiáticas de la URSS hasta las europeas. La Administración manifestó también su disgusto porque esta propuesta, que ya había sido formulada hace dos semanas en las negociaciones de Ginebra, haya sido hecha pública a sabiendas de que iba a ser rechazada de plano por EE UU y rompiendo el acuerdo de confidencialidad sobre los debates de Ginebra. La moratoria de Gorbachov confirma también que las negociaciones para el control de armas nucleares están bloqueadas y que Moscú mantiene una línea de continuidad con su política anterior.

La iniciativa soviética no ha constituido una sorpresa y responde a lo que los observadores norteamericanos temían de un líder soviético mucho más ágil y capaz, y, por tanto, más peligroso para Estados Unidos. Sólo un mes después de subir al poder, Gorbachov, en su primer movimiento importante en política exterior, ha sido capaz de tomar la iniciativa, obligando a EE UU a responder. El momento ha sido elegido con gran habilidad, cuando una importante delegación del Congreso de Estados Unidos, parte de cuyos miembros son sensibles a los argumentos de congelación nuclear, se encuentra en Moscú.

El principal temor de Washington es que la oferta de Gorbachov puede servir para reavivar el movimiento antinuclear en Europa, desinflado después de la instalación de los euromisiles.

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