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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una fascinante vertiente de los clásicos

Sangre fácil.

Director: Joel Cohen. Guión: Joel y Ethan Cohen. Intérpretes: John Getz, Frances McDomand, Dan Hedaya, M. Emmet Walsh y Samm-Art Williams. Drama. Norteamericana, 1984.

Local de estreno: Alphaville.

El planteamiento de la historia que se narra en este filme podría recordar a otras películas del llamado cine negro, dado que su peripecia inicial coincide con otras anécdotas de similar enunciado.Esta anécdota, a grandes rasgos, cuenta la historia de un marido celoso que decide eliminar a su esposa y al amante de ésta, sirviéndose de la intervención de un detective mediocre y aparentemente sin escrúpulos.

Narrando verbalmente tal peripecia, el interlocutor podría no apreciar diferencias muy notables con ciertos títulos de clásicos del género negro, hasta el punto de que es probable que los productores que visitara Joel Cohen para ofrecerles su proyecto optaran por considerarlo como ya visto.

Producción independiente

Sin embargo, la realidad de Sangre fácil está lejos del lugar común, lo que esos supuestos productores no tuvieron en cuenta. En su resultado final corresponde a las características de producción independiente, donde se están forjando las mejores muestras del cine norteamericano de nuestros días y es, por lo tanto, una película en la que la imaginación, la aventura de la imagen y la libertad narrativa se adelantan a cualquiera de lo subproductos que cotidianamente obtiene el beneplácito de las majors. Joel y Ethan Cohen han inventado unas fascinantes vertientes del cuento tradicional y han logrado (Joel es quien se responsabiliza individualmente de la dirección) una película que hereda en cierto modo el espíritu de James B. Cain en su cartero que siempre llamaba dos veces, pero dándole una vuelta imaginativa que traslada aquel conflicto moral a otro bien distinto.

Aquí, el malentendido se hace protagonista y la acción circula por derroteros imprevistos, de manera que la amenaza de un número fuerte planea sobre la película sin que el espectador logre imaginar fácilmente lo que verá a continuación. Es, pues, aconsejable, contrariamente a lo enunciado al principio, que Sangre fácil no sea nunca una película contada, sino que se permita a cada espectador la posibilidad de la sorpresa.

La sucesión de crímenes o, al menos, de intentos de lograrlos no se produce sólo por la necesidad de eliminar al personaje molesto, sino por complejos equívocos entre los personajes. La habilidad de los guionistas y muy especialmente del director es la de trastocar una historia que tiene sus claves seguras para, en su lugar, ofrecer aspectos insólitos de lo conocido. Basta recordar la larga secuencia en la que el amante debe enterrar al presuntamente muerto marido o, hacia el final de la película, la inventiva de los autores para colocar a la última víctima frente al indestructible agresor para valorar dichos cambios, basados en un sutil e inteligente sentido del humor. Cada plano contiene una buena idea.

Sangre fácil, película que se proyectó en la última edición del festival internacional de Cannes, dentro de la sección denominada El mercado del filme y, en consecuencia, sin que nadie reparara en ella, hubiera merecido exhibirse en la sección competitiva del festival, tal como ha ocurrido en varios certámenes norteamericanos y, recientemente, en el madrileño Imagfic, en el que obtuvo el primer premio de¡ jurado internacional.

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