La larga marcha del síndrome tóxico

Leo en EL PAIS de 17 de marzo un extenso escrito referente a este sumario, y en él destaco un párrafo: "En verano, todos en casa". Me hago eco de muchos enfermos como yo que, sin guardar rencor a nadie nos lamentamos de las confusas y contradictorias investigaciones, tanto sanitarias como judiciales.Sé lo justo para leer la Contitución que votamos, y si estamos en un Estado de derecho, las instituciones del Estado deben estar para proteger a todo ciudadano de estos atentados contra la salud pública; son cerca de seis centenares de muertos y 10.000 familias, muchas de ellas desesperadas, y esto no se lo puede saltar la justicia a la torera, sea el aceite, el tomate u otros intereses creados.

Lo que queda bien claro es que si las fuerzas democráticas de este país no se deciden a investigar y dar con las causas y los responsables, nosotros, los enfermos, nos preguntamos qué hay detrás de todo este síndrome tóxico que no se quiere esclarecer. Deben saber los ciudadanos los cientos de millones que esto cuesta a la Administración y, como consecuencia, a todo el contribuyente: investigación, asistencia sanitaria, ayudas económicas... Ni los afectados ni la opinión pública, al cabo de cuatro años, sabemos las causas y los causantes de este genocidio.

Los tribunales, jueces y magistrados deben hacer justicia, y si la democracia es libertad, nos sentiríamos más libres si los responsables, sean de la clase social que sean, estuvieran en la cárcel.- .