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Sólo la televisión soviética tuvo acceso a la reaparición de Chernenko tras dos meses de ausencia pública

Pilar Bonet

El máximo dirigente soviético, Konstantín Chernenko, de 73 años de edad, demacrado y con aspecto frágil, apareció ayer brevemente en público, por primera vez desde hace casi dos meses, para cumplir en Moscú con sus obligaciones electorales, según unas imágenes en diferido mostradas fuera de programa por la televisión soviética. La ceremonia de votar públicamente ante los corresponsales extranjeros, protagonizada en el pasado por Leónid Breznev y por Chernenko en las elecciones de marzo de 1984, correspondió esta vez al benjamín del Politburó, Mijail Gorbachov, de 53 años.

Gorbachov acudió en compañía de su familia al colegio electoral situado en la Casa de los Arquitectos de Moscú, el mismo que correspondía al secretario general y presidente del Soviet Supremo, Konstantín Chernenko, como vecinos del barrio de Krasnopresnia. También votaron en este colegio los miembros del Politburó Víctor Grishin y Guedidar Aliev, el miembro suplente Vasili Kuznetsov y el ministro de Defensa, Serguei Sokolov.A las 14.15 (hora de Moscú) aproximadamente, en una secuencia no programada, y en varias tomas, que duró poco más o menos un minuto, Chernenko apareció sentado de perfil junto a una urna, donde depositó sus tres papeletas electorales (para el Soviet del barrio, de la ciudad y de la República, en su caso la República Federativa Rusa).

La escena transcurría en un recinto decorado con un busto de Lenin de escayola blanca y visillos del mismo color. Junto a Chernenko estaba el jefe del partido en Moscú, Víctor Grishin, y varios funcionarios más.

El líder soviético presentaba un aspecto fatigado, como de convaleciente, estaba más delgado que en sus últimas apariciones y apenas si se movía. Con voz débil felicitó a un miembro de la mesa electoral y, tras levantarse apoyando una mano sobre la urna, dio las gracias por tres ramos de flores rojas que rápidamente entregó a un ayudante.

Con su gesto de saludo característico, levantó la mano con la palma extendida y con voz cansina dijo: Jorocho (Bien). Mientras tanto, se oían los chasquidos de las máquinas de fotografiar activadas por representantes de la Prensa soviética. El locutor que prestó la voz a las imágenes señaló que Chernenko había votado en el distrito de Krasnapresnia, aunque funcionarios del Ministerio de Exteriores habían dicho poco antes a los corresponsales extranjeros reunidos en aquel punto electoral que Chernenko no acudiría. Un portavoz aseguraba que el dirigente había votado temprano por la mañana y que la urna le había sido llevada a su domicilio.

Si bien Chernenko tenía aspecto débil, su aparición sale al paso de las hipótesis según las cuales había sufrido un ataque que le había privado del habla y restringido su capacidad de movimientos. Las imágenes se repitieron más tarde en la televisión, y tras ellas pudo verse al jefe del Gobierno, Nikolai Tijonov, votando en otro colegio electoral moscovita. Chernenko, que no había aparecido en público desde el 27 de diciembre, no pudo pronunciar el día 22 su discurso ante los electores, que hubiera puesto el broche de oro a la campaña para unas elecciones que se celebran cada cinco años con listas de candidatos únicos.

En marzo de 1984, Chernenko y su esposa, Ana Dimitrievna, votaron abiertamente ante el público, aunque, a diferencia de Breznev y su consorte, Victoria, no se detuvieron a conversar con los periodistas. En aquella ocasión Chernenko aparecía ligeramente incómodo y como un tanto violento por la expectación.

Gorbachov y familia

Muy diferente fue la actitud que adoptó Mijail Gorbachov, quien sobre las 10.50 apareció en el local electoral en compañía de su esposa, Raisa, su hija Irina y su nieta. El dirigente, que llevaba bufanda a cuadros y abrigo gris con cuello de astracán, saludó a los miembros de la mesa antes de depositar sus papeletas. La esposa de Gorbachov, con un abrigo de paño negro con cuello de piel a juego con una gorra del mismo color, ligeramente ladeada, respondió a una pregunta diciendo que su nieta se llama Sanushka.

Tras votar, la familia posó sonriente para la foto, y Gorbachov, que dijo encontrarse bien, se negó, sin embargo, a repetir el gesto de introducir sus papeletas en la urna, tal como solicitaban los fotógrafos. Medios diplomáticos occidentales consideran significativo el papel dado a Gorbachov ante la Prensa occidental en estas elecciones.

Para el consumo interno, opinan, los soviéticos se han visto obligados a compaginar la necesidad de mostrar en público a un secretario general capaz de votar con la imposibilidad de hacerlo de una forma abierta y sin mediación. Un minuto de filmación rigurosamente controlada y hierática fue el resultado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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