Fricciones entre EE UU y México en torno al tráfico de drogas
El secuestro de un agente norteamericano de estupefacientes en la ciudad de Guadalajara (México) ha motivado una insólita respuesta de Washington. Desde hace una semana, todos los vehículos que tratan de cruzar la frontera hacia la Unión americana son sometidos a minuciosa revisión, con métodos que tienen todos los visos de una huelga de celo promovida por el Gobierno. En Tijuana, las colas llegan a ser de hasta seis kilómetros, y los comerciantes de ambos lados se quejan dé pérdidas de millones.Una de las fronteras más fluidas del mundo se ha convertido en un suplicio, en virtud de lo que se conoce dentro del argot oficial como "operación intercepción". Públicamente se ha justificado la medida como un muro adicional contra la droga, sin excluir la eventualidad de que el agente secuestrado pueda ser descubierto en el maletero de algún coche.
El pretexto es demasido burdo para ser creíble, pero las autoridades mexicanas han actuado con suma discreción a través de los conductos diplomáticos, sin dejarse arrastrar por el enfado que se detecta en otros sectores. El embajador en Washington, Jorge Espinosa de los Reyes, ha presentado al Departamento de Estado una nota en la que expresa la preocupación de su Gobierno por unas restricciones fronterizas cuyo antecedente más inmediato se remonta al año 1969.
La Prensa, que a menudo canaliza opiniones gubernamentales que no se pueden manejar oficialmente, no se ha andado por las ramas. Más allá de los motivos formales, vinculados a la lucha contra el tráfico de drogas, hay quien ve en la operación intercepción una forma más de presionar al Gobierno mexicano para que modifique su política centroamericana, en buena parte enfrentada con la de Washington.
Enrique Camarena Salazar, de 37 años, nacido en México y -naturalizado estadounidense, estaba asignado desde hace cinco años en la Embajada norteamericana como oficial de la Drug Enforcement Agency (DEA), agencia para la lucha contra la droga, en el marco de los convenios existentes entre los dos países para la prevención del tráfico de estupefacientes.
El 7 de febrero, cuatro hombres armados con metralletas le secuestraron, hacia las 14.30 horas, cuando salía del Consulado de EE UU en Guadalajara. El hecho se conoció cinco días después en una conferencia de prensa del embajador norteamericano, John Gavin, a quien acompañaba Francis Mullen, dirigente del DEA.
El diplomático expresó la preocupación de su Gobierno ante el sustancial incremento de envíos ilegales de heroína hacia Estados Unidos desde México y por la pureza cada vez mayor del producto, lo que revela un aumento en la producción.
Gavin, un ex actor al que Ronald Reagan puso al frente de la embajada más numerosa que tiene Estados Unidos en el mundo, manejó un amplio conocimiento de las redes mexicanas del narcotráfico, que, según sus datos, son manejadas por 75 jefes importantes que controlan 11 bandas. El 38% de la heroína que ingresa en el mercado norteamericano procedería de México, según esta versión.
Críticas veladas
Con medias palabras, los representantes norteamericanos han venido a expresar que tal vez México no esté haciendo todo lo posible para contener este comercio ¡legal. El Gobierno mexicano rechaza esta acusación y asegura que la mitad del presupuesto de la Procuraduría General de la República se destina a combatir el narcotráfico, además de los esfuerzos que realiza el Ejército.El embajador Gavin señaló a Guadalajara, segunda ciudad del país, como capital de las mafiás de la droga. Su jefe de prensa, Lee Johnson, considera probable que el Gobierno de su país emita un travel advisory (advertencia de viaje) para los norteamericanos que pretendan trasladarse a Guadalajara y Puerto Vallarta, donde han desaparecido al menos seis ciudadanos estadounidenses en el último mes.
El Gobierno mexicano afirma que en los últimos tres años ha intensificado aún más la persecución del narcotráfico. Como prueba, presentan la quema de 8.000 toneladas de marihuana en Chihuahua hace tres meses, operación que, según el embajador norteamericano, pudo llevarse a cabo gracias a las informaciones que proporcionaron agentes del DEA.
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