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Reportaje:

Una memoria para ser, una memoria para actuar

Los experimentos con amnésicos demuestran que existen dos sistemas distintos para recordar hechosy para realizar funciones

Según el doctor Daniel Schacter, un neurocientífico canadiense, uno de los dos sistemas de memoria controla el conocimiento real o conocimiento declarativo, como también se le llama, e incluye aspectos como nombres, fechas, rostros y puntuaciones de golf. El otro sistema, dice, se ocupa del conocimiento práctico o conocimiento de actuación que comprende tales hábitos aprendidos como son montar en bicicleta, resolver ciertos tipos de jeroglíficos y manejar con habilidad un palo de golf.Los pacientes que como Harold sufren de amnesia de evocación, la incapacidad de recordar hechos desde que se inició su pérdida de memoria, ayuda a los investigadores como Schacter, de la unidad de desórdenes de la memoria de la universidad de Toronto, a separar los dos sistemas de memoria y explicar sus diferencias biológicas.

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Diferentes estructuras cerebrales

Según Gary Lynch, profesor de Psicobiología de la universidad de California, en Irvine, es cada vez más evidente que las dos formas de memoria residen en diferentes estructuras cerebrales, pueden estar bajo distinto control bioquímico y pueden haberse desarrollado separadamente en el curso de la evolución.

La opinión de que el cerebro contiene dos sistemas de memoria biológica y físicamente distintos procede de la observación de las víctimas de amnesia, los que han perdido su memoria a corto plazo debido a una enfermedad, un golpe o un accidente.

Los que padecen amnesia pueden plantear la resolución de un jeroglífico difícil y llegar a leer al revés un texto impreso. Pueden hacerlo tan bien como cualquier persona normal. Pero cuando los amnésicos llegan a dominar tal aprendizaje no pueden recordar el haberlo hecho ni explicar cómo lo hacen, aunque pueden recordar cómo se hace lo que han aprendido.

El doctor Larry Squire, de la universidad de California y del hospital de Veteranos de San Diego, denomina a esto conocimiento de actuación. No se puede manifestar e incluye las prácticas motora y cognoscitiva. "Casi todos pueden aprender a leer textos invertidos", dice, "pero no pueden explicar cómo lo consiguen. Se le puede explicar a alguien la forma de esquiar, pero el aprendizaje real del esquí requiere práctica, es necesario intentarlo". Tales memorias de actuación o de práctica nunca se olvidan.

Squire llama al otro tipo de memoria declarativa, refiriéndose a que puede ser traída a la mente y ser declarada para relatar un hecho, propósito o imagen. Es el tipo de memoria que la gente puede perder como resultado de un golpe o lesión en la cabeza.

Un aspecto básico, según el doctor Neal Cohen, de la universidad John Hopkins, es la diferencia entre los dos sistemas de memoria. "Hay diferencias claras" dice, "pero lo que no sabemos es hasta qué punto son comunes y en qué medida están distanciadas".

Schacter está llevando a cabo unos experimentos sobre asociación oral que arrojan alguna luz sobre el tema. En un test de reconocimiento oral se presentan parejas de palabras a personas con memoria normal y a amnésicos, como pueden ser soldado y flor. Primero una hora más tarde y, después una semana de dilación, se les presenta a los grupos una de las palabras; por ejemplo, soldado, y se pregunta qué palabra la acompañaba.

Las personas con memoria normal recuerdan pocas parejas de palabras al cabo de un semana, dice Schacter, pero los amnésicos se quedan en blanco; no pueden recordar ninguna pareja de palabras.

Pero un test de terminación de palabras da unos resultados totalmente diferentes. Después de haber sido expuestos a palabras emparejadas se pregunta a los sujetos que completen las palabras asociadas con lo primero que se les venga a la mente. Al mostrárseles soldado y flor, por ejemplo, tanto las personas normales como los aninésicos invariablemente escriben flor. En ninguno de los grupos se produce una pérdida temporal de la memoria.

La prueba de la terminación de palabras, en contraposición a la prueba de reconocimiento de palabras, dice Schacter, parece ejercer un efecto de proyección; es decir, puede conectar a un sistema de memoria fundamentalmente diferente, quizá al de memoria práctica en vez de al de memoria real.

Los experimentos con aninésicos parecen indicar que son distintas las partes del cerebro implicadas en los distintos tipos de memoria. Es más, las funciones de merhoria real, o declarativa, pueden borrarse tanto en los humanos como en los monos por un daño en ciertas partes del cerebro: el hipocampo, la amígdala y la región media del tálamo.

Squire cree que el hipocampo, por ejemplo, puede almacenar momentáncamente nuevos conocimientos reales que con el tiempo se integran en regiones de la corteza, donde tienen lugar las funciones más importantes del cerebro. Una nueva memoria necesita tiempo para incorporarse con otras asociaciones y conocimientos anteriores, dice. Eso puede explicar por qué los amnésicos pueden recordar cosas que sabían antes de que sufrieran el daño en el hipocampo, pero que no puedan recordar nuevas informaciones. El conocimiento práctico, o de actuación, es otra cuestión, dicen Squire y otros. El conocimiento real puede ser borrado globalmente, pero no así el conocimiento práctico.

Extendida por todo el cerebro

"Creo que la memoria práctica está extendida por el cerebro", dice el doctor Squire, y puede implicar cambios en zonas de procesamiento específicas que generalmente no se comunican con la mente consciente. Dos de tales áreas se cree que son el ganglio basal y el cerebelo, regiones que, entre otras cosas, controlan las acciones involuntarias o habituales.

Investigadores de la memoria y el aprendizaje han empezado a descubrir tales cambios en células y componentes químicos. El doctor William Greertough, de la universidad de Illinois, ha realizado experimentos con ratas que indican que no solamente se puede enseñar algo nuevo a una rata vieja, sino también que el aprendizaje es un proceso dinámico.

Recientes experimentos, dice, han demostrado que cuando se estimula eléctricamente una célula nerviosa del hipocampo -en un plato, no en el interior de un animal vivo- se forman nuevas sinapsis, o conexiones nerviosas, en cuestión de segundos.

"Es el caso más extraordinario de plasticidad estructural descubierto hasta ahora en las ciencias cerebrales", dice.

¿Sucede lo mismo en la realidad como resultado de la experiencia? Para descubrirlo, Greenough dotó a las ratas con una lente de contacto opaca, las enseñó a recorrer un laberinto y después examinó el lado del cerebro que había estado bajo el control del ojo con visión. Descubrió que el lado que había aprendido tenía mayores campos de sinapsis.

Los experimentos realizados con ratas jóvenes y mayores, e incluso viejas, reprodujeron los mismos efectos. Los animales de ambientes enriquecidos que promocionan un mayor aprendizaje tienen mayores campos de sinapsis y más conexiones nerviosas.

Otros experimentos indican que los embriones de ratas y las ratas jóvenes producen una cantidad enorme de conexiones nerviosas, dice el doctor Greenough, y que la experiencia puede formar o ajustar esas conexiones según patrones que pueden llamarse memoria. El aprendizaje y la experiencia, según esto, se impresionan en las conexiones cerebrales que pueden ser recordadas.

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