Ceuta y Melilla y la táctica del avestruz
Las reacciones que han desencadenado en diversas instituciones y en buena parte de la opinión pública española las declaraciones de Hassan II sobre Ceuta y Melilla constituyen una magnífica prueba de la procedencia zoológica del hombre por lo que se asemejan al comportamiento del avestruz cuando, ante la presencia de un enemigo, esconde la cabeza bajo el ala, y no desmienten aquello de que todos somos un poco niños si recordamos que el proceder de un niño ante algo que le asuste consiste en taparse la cara, creyendo que así conjura el peligro.Pues bien, ésta parece ser nuestra reacción cuando Televisión Española censura, bien que con justificaciones escasamente verosímiles (excusatio non petitas, acusatio manifiesta) las declaraciones del rey de Marruecos; tal parece que suprimiendo el fragmento de la entrevista que nos molesta hemos resuelto el contencioso de Ceuta y Melilla. ¿O es que esperábamos que ante una pregunta en tomo al tema el monarca alauí nos obsequiara con una respuesta acorde con nuestros deseos?
Empecemos a considerar que las mismas razones que esgrimimos para reincorporar Gibraltar a nuestra soberanía las tienen los marroquíes para recuperar Ceuta y Melilla, y apeémonos de un concepto trasnochado de la unidad de la patria en el que prevalece una serie de confusos intereses corporativo-económicos. Y si Franco tenía razón al afirmar que Gibraltar no valía la vida de un solo soldado español, el argumento no ha perdido vigencia alguna, y Ceuta y Melilla tampoco lo valen.
Así, pues, iníciense las conversaciones pertinentes en orden a la consecución de unas relaciones de buena vecindad y evitemos la vergonzosa desbandada que protagonizamos con motivo de la marcha verde. ¿O es que algún Gobierno, presente o futuro, está dispuesto a involucrarse en la defensa de dos ciudades africanas que tanto dinero nos cuestan y tantos quebraderos de cabeza nos proporcionan?-
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