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Paraíso y apocalipsis en la pintura norteamericana de los ochenta

Una muestra de 24 pintores estadounidenses se exhibe en Madrid

Paraíso perdido / Paraíso recobrado es el título de la muestra de pintura norteamericana que se exhibe estos días en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. La exposición, presentada en la 41ª Bienal de Venecia, ofrece una visión contradictoria: la búsqueda y el miedo al paisaje, el paraíso por conquistar y la angustia paciente a la espera del apocalipsis por entregas de la vida diaria. Lynn Gumpert, conservadora y una de las que seleccionaron esta muestra, y el crítico norteamericano Gary Indiana manifiestan su parecer sobre este espíritu en la pintura de Estados Unidos de los años ochenta.

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Los cuadros de una exposición

Lynn Gumpert es conservadora en el Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York y una de las encargadas de seleccionar la muestra que representó a Estados Unidos en la 41ª Bienal de Venecia. La exposición está compuesta por 48 obras realizadas en los últimos cinco años por 24 pintores norteamericanos, jóvenes y mayores, unificados solamente por el título de esta muestra. Su heterogeneidad se detiene ante el texto de Marcia Tucker, directora del museo, explicando las aparentes causas del retorno a una pintura paisajista, que en cierta forma se presenta de una manera crítica y no evasiva."Pienso que estas obras sólo reflejan un aspecto de lo que está sucediendo en arte en Estados Unidos ahora", afirma Lynn Gumpert "No es un indicativo y no pretende serlo. Se trataba más bien de poner de relieve algunos asuntos en discusión, aunque los autores no tengan afinidades estilísticas. Pero creo que ha renacido en general un deseo de retomar una dirección hacia la imaginería reconocible, a pesar de que se continúa con el arte abstracto".

Culpa y arte

¿Cuál fue el punto en que se dividió el Paraíso perdido del Paraíso recobrado? "Pienso que el paraíso se perdió durante la guerra de Vietnam y se recobró durante el asunto Watergate, para luego per derse nuevamente" -responde Gary Indiana, crítico de arte-. "Estoy seguro que la secuencia fue ésta, porque, hablando en serio, hubo un tiempo a mediados de los setenta durante el cual se dio un tremendo sentimiento de esperanza en Estados Unidos. De pronto la democracia se encontraba nue vamente en marcha, nos habíamos deshecho de ese bastardo, aunque luego se suspendió. En fin, lo que pasa es que Norteamérica no puede soportar la culpa. Es algo extrafío que puede estar relacionado con la soledad que se refleja en las pinturas de esta exposición como una negación de la culpa. No podíamos aceptar la culpa por Vietnam y teníamos que hacer de Vietnam algo positivo"."Creo que el paraíso lo perdimos en medio de esto", añade Gary Indiana. "Ése fue también el período en el cual el arte conceptual estaba en su momento y rompía con sus planteamientos las leyes del mercado. La gente trabajaba más con las ideas que con las emociones en arte; ahora regresamos a la emoción".

¿Qué le está devolviendo el arte norteamericano al arte europeo en estos últimos años? "Felizmente se ha logrado establecer un diálogo" -dice Lynn Gumpert-. "Durante mucho tiempo Norteamérica estaba muy satisfecha de sí misma, de una manera chovinista, y ahora se encuentra más dispuesta al diálogo, más dispuesta al intercambio. Claro, que lo que llega a Estados Unidos está orientado por lo que traen las galerías, y eso es frustrante para los norteamericanos, que quieren tener una visión más amplia de lo que sucede en el arte europeo, no sólo en pintura, sino en fotografía, performances, escultura... Supongo que lo mismo sucede aquí en Europa".

El arte europeo

Para Gary Indiana la situación de la pintura europea en Norteamérica es mucho mejor ahora que lo que era hace cinco años. "Una mayor cantidad de marchantes en Nueva York se están interesando por el arte europeo", añade. "Pero algo que debe señalarse es que en muchas ocasiones estos artistas importados han tratado de esta blecer un pedigrí o una legitimación de la antigua cultura, que es lo que los marchantes relacionan con Norteamérica".Para el crítico de arte este mutuo desconocimiento responde en cierta medida a las exigencias políticas y de mercado, que cobran cada día mayor relieve en el universo de las artes plásticas. "Están sucediendo muchas cosas en escultura, desde el realismo hasta el abstracto. Se están haciendo muchas cosas, pero existe también una tendencia a minimizar la escultura, o la performance, o el arte conceptual en Estados Unidos, restándoles la importancia que en realidad tienen", afirma Indiana.

Actividad ignorada

"Esto se corresponde con lo que ha venido sucediendo en los últimos cuatro años; en realidad desde la elección de Reagan. No sé que conexión puede uno darle. Hubo un momento no hace mucho en que repentinamente el interés por estas cosas terminó. Hoy no puedes comparar la situación de la pintura con la de la escultura. Los artistas siguen haciendo muy buena escultura"."Estoy de acuerdo con él y pienso que ha habido gran interés en las investigaciones en escultura, fotografía y performances", añade Lynn Gumpert. "Hay mucha actividad en esas áreas, aunque no reciben la misma atención. Pienso que esta revitalización de la pintura se da como una reacción ante el arte conceptual. Un interés por ser más directos y crear objetos de nuevo. Pero el interés en el arte conceptual fue mucho mejor recibido en Europa que en Estados Unidos, donde era la continuidad de una tradición. El interés en EE UU por la pintura estuvo reforzado por las galerías y el mercado, tratada como un tipo de mercancía más fácil de transportar, almacenar o colgar de la pared".

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