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El centenario de la muerte de Victor Hugo convierte a 1985 en el año de la 'hugolatría' en Francia

El año 1985 será el año de la hugolatría en Francia. Víctor Hugo, el autor de Los miserables, murió hace un siglo, el día 22 de mayo de 1885, cuando contaba 83 años. La admiración, la devoción de los franceses por Hugo, alcanzará todas las cimas a lo largo de conmemoraciones ya iniciadas el pasado día 3 con la inauguración de una exposición en el metro parisiense, presidida por el ministro de Cultura, Jack Lang. Libros, exposiciones, representaciones, coloquios, probarán una vez más, en efecto, como él mismo lo decía, que para los franceses, Hugo "es una cosa pública"

.El primer debate sobre Hugo ya es público y no acaba: al ministro de Cultura, Jack Lang, se le ocurrió felicitar el año nuevo con una tarjeta en la que aparece la silueta del Hugo cuadragenario vestido como si hubiese vivido hoy, a la hora de la resurrección del rock, vestido de cuero, según un diseño del rey francés del prêt-á-porter, Montana.Hugo, para los franceses, es su Dante, su Shakespeare, su Homero, su Virgilio. Y como tal, van a celebrar el primer centenario de su muerte. Esto ya comenzó en vida, cuando Hugo, fogoso, irresistible, volcánico, se preocupaba por las luchas de la historia, recreaba mitos, se fascinaba por todo lo grandioso, oficiaba de diputado y de senador, y hacía el amor sin parar.

Tres meses antes de su óbito, con motivo de su 83 cumpleaños, 600.000 personas desfilaron delante de su domicilio para manifestarle su admiración. El día de su muerte, dos millones de parisienses se echaron a la calle para decirle el último adiós al que ya se consideraba como el campeón de los derechos del hombre. Tres días después, la lista de delegaciones que figuraron en el cortejo fúnebre fue detallada en 19 columnas del Boletín Oficial. Hasta tal punto los franceses no se cansan de celebrar a su Hugo, que días pasados, en uno de los recordatorios (ya van cerca de un centenar), un autor escribía: "Hugo no será apreciado por lo que es realmente hasta el día que, tras un siglo de olvido, algún investigador lo descubra vociferando exclamaciones".Incansable amador

Ya no se cuentan los artículos publicados desde finales de 1984. Y algo parecido ocurre con los libros, de los que no se conoce más que la primera homada. El más excepcional es el del historiador y académico Alain Decaux, que, en su Víctor Hugo, de 1.044 páginas, se detiene con fruición en una de las facetas que componen el tríptico de la vida del poeta: la sentimental (las otras dos son la literatura y la política).

Las historias de Hugo y las mujeres fueron un quehacer que sólo concluyó con su muerte. Parece ser que la última vez que realizó la proeza total del coito fue cuando también dejó de escribir, a los 83 anos. Dicen los historiadores que, como su padre, Hugo era el hombre de una sola mujer; pero todo cambió desde que su esposa, Adela (los dos, a los 20 años, llegaron vírgenes al matrimonio), lo engañó y llegó a convertirse en la amante de Sainte-Beuve. Su más apasionado y largo amor fue una comedianta, Juliette Drouet, que parece ser que batió el récord de la historia de la correspondencia epistolar amorosa con sus 25.000 cartas escritas al monstruo Hugo, que no perdonaba a nada ni a nadie: las actrices novicias que postulaban un papelito en su obra pasaban inexorablemente por los brazos del autor. Las muchachas de servicio sabían que el señor era incorregible. Cuando ya tenía 70 años cameló a la hija de Teófilo Gautier, y la entonces joven Sarah Bernhardt (la Víctor Hugo de los actores franceses) se le rindió para interpretar Hernani.

El Víctor Hugo hombre político, que empezó por la derecha, para pasar a la izquierda republicana, tras 16 años de exilio por culpa del imperio, ya está agotando todas las grescas: el líder neogaullista Jacques Chirac ha declarado que Hugo "hubiese podido ser gaullista" por su talante democrático visceral, y por el odio a la tiranía, y por su apertura a la modernidad". Cada tendencia política, en este país, pretende recuperarlo: el presidente de la Asamblea Nacional, Louis Mermaz, socialista, afirma categóricamente que Hugo "es de izquierdas". Y el veterano Edgar Faure dice que el escritor más leído, más amado, más exaltadamente recordado fue el "antepasado de los radicales".

Lo mejor que podían hacer los hugófobos, si es que existen, es retirarse durante el año 1985, aconsejaba el otro día un notario de lo que va a ser el año del centenario de la muerte del hombre que escribió 153.837 versos. En París y en provincias se celebrarán 12 exposiciones dedicadas a este genio nacional por excelencia. Otras tantas obras de teatro serán representadas.

Hasta el momento se cuentan 10 libros, más o menos monumentales, que acaban de publicarse o que lo serán de inmediato. ¿Y si cantáramos a Víctor Hugo? es el título de un disco en preparación. De las exposiciones, la que se celebrará en Le Grand Palais a partir de octubre será la más importante.

Todos los canales de la televisión del Estado preparan emisiones de duración excepcional. Se representarán Los miserables, documentales realizados ad hoc sobre su vida y obra.

Desde el año 1983, un comité creado por la Asociación de las Celebraciones Nacionales se ocupa de ordenar y programar las manifestaciones en honor de la hugolatría. Los ministerios de Cultura, de Educación Nacional y de la Investigación contribuyen directamente en este reestreno grandilocuente del huguismo.

Una de las compañías más prestigiosas del país, la de Jean Louis Barrault y su esposa, Madeleine Renaud, escenificarán a partir del próximo mes de febrero Ángelo, tirano de Padua. Y el teatro Chaillot, que fue el legendario teatro popular fundado por Jean Vilar, montará Hernani. Un aspecto menos conocido de la actividad de Hugo, la pintura, será objeto de exposiciones y comentarios. Alrededor de 3.000 obras firmadas por Hugo se consideran como un -previo del arte moderno y, más concretamente, del arte abstracto.

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