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La presidencia italiana cerrará las negociaciones con España

Andrés Ortega

Junto a la nueva comisión se inaugura también, formalmente desde el 1 de enero, la presidencia italiana del Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea (CEE), que en sus seis meses de ejercicio ha de cerrar las negociaciones de adhesión con España y Portugal, con la firma del tratado de adhesión, y resolver el problema presupuestario para 1985.Éstas son las dos prioridades, junto a otras conexas, de la presidencia italiana, que sigue así a la grisácea irlandesa y a la francesa (de la que hay dudas sobre si fue un fuego de artificio o un paso adelante real). En principio, la presidencia debe ser neutral, y sus atribuciones son limitadas, consistiendo en el poder de convocatoria y de organización de la agenda de las reuniones de los diez, decidiendo las prioridades y buscando compromisos.

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La hipótesis optimista -el calendario que manejan los italianos- es la de tener estos temas resueltos para la cumbre europea del 22 y 23 de marzo en Bruselas, y reservar la cumbre de Milán, a finales de junio, al relanzamiento de la Comunidad. Pero para ello, la solución de los problemas debe llegar en bloque: presupuesto para 1985 (sin el ingreso de España y Portugal la RFA no aceptará aumentar los recursos financieros de la CEE, aumento que se podría adelantar a octubre de 1985), programas integrados mediterráneos (sin los cuales Grecia no dará luz verde a la ampliación de la CEE) y las negociaciones con Espana y Portugal, sin que éstas -bajo una presidencia italiana- supongan más sacrificios (tras el vino y el aceite de oliva) para los países del sur de la CEE. Todo ello mezclado con el comienzo de las clásicas maratones negociadoras a diez para fijar los precios de la próxima campaña agrícola antes del 1 de abril.

Con España quedan fundamentalmente los capítulos de la agricultura y de la pesca, los más difíciles de este largo proceso negociador. Hay que cerrar también otro problemático: los asuntos sociales. Y negociar el estatuto de Canarias, el período de transición en las relaciones entre España y Portugal, la contribución de los dos países al presupuesto de la CEE y otros temas menores.

"Si quieren ingresar el 1 de enero de 1986, los españoles han de darse cuenta de que hay que acabar las negociaciones en marzo y firmar en seguida", dice el embajador en la CEE de un importante país miembro, "por lo que no hay tiempo,que perder, pues hay que contar con plazos objetivos de ratificación de los tratados".

El ministro de Asuntos Exteriores español, Fernando Morán, sin embargo, ha comenzado ya a expresar su sentimiento de que el ingreso podría demorarse unos meses en 1986. De cara a la sesión ministerial de negociación del 28 y 29 de enero se reanudarán en breve los contactos técnicos y políticos de nivel más bajo, presididos por el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín. En estos momentos se baraja la posibilidad de convocar sesiones de negociación entre Marín y los embajadores de los diez en Bruselas para llegar a preacuerdos, sin esperar a los ministros. En todo caso, se entablarán conversaciones entre España, la Comisión Europea y la nueva presidencia italiana.

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