Craxi insiste en la pista internacional en el atentado de Bolonia
El jefe del Gobierno italiano, el socialista Bettino Craxi, insistió ante el Parlamento en la pista internacional del atentado de Bolonia. El debate en las dos cámaras del Parlamento italiano, reunidas desde el jueves en sesión extraordinaria para analizar el sangriento atentado de Navidad, ha dejado una cierta amargura general y ha servido más bien para aumentar el foso ya profundo que separa al Gobierno y a la oposición.Amargura porque el Parlamento estuvo medio vacío, sobre todo en los escaños de los partidos que forman el Gobierno. Desilusión porque, a juicio de la oposición, ni el presidente del Gobierno, en el Senado, ni el ministro del Interior, en el Congreso, añadieron un solo dato a lo que ya conocía la opinión pública por la Prensa.Un incidente ayudó a agriar aún más los ánimos. El diputado democristiano Costantino Belluscio pidió la palabra para hablar y, apenas se puso en pie, toda la oposición (comunistas, independientes de izquierda, democracia proletaria y radicales) abandonó la sala porque el diputado es uno de los afiliados a la logia secreta masónica P-2, de Licio Gelli.
Demasiadas coincidencias
Craxi pronunció un discurso de estilo inglés: sobrio y sin patetismos. Insistió, sobre todo, en la pista internacional y, concretamente, en la "islámica", aunque aceptó que la marca del terrorismo fascista es la Más aparente en el atentado del tren Nápoles-Milán. Pero añadió que, precisamente porque existen "demasiadas" coincidencias con los otros atentados neofascistas en aquel mismo lugar, hay que ser más cautos. Y por eso aseguró que su Gobierno indagará en todas las direcciones, sin excluir la del terrorismo rojo y la de la Mafia.
El ministro del Interior, Oscar Luigí Scalfaro, ante la campaña durísima contra los servicios secretos, a quienes se les ha definido servicios de inseguridad, ha afirmado que es injusto acusarles, ya que si en un pasado habían sido infieles al Estado, hoy "su fidelidad es indudable".
Las fuerzas políticas del país se han vuelto a, dividir, como en los tiempos del terrorismo de las Brigadas Rojas, entre los que sostienen la tesis internacional del terrorismo, y quienes insisten en la pista italiana. Una posición intermedia es la que afirma que se trata de terrorismo interno, pero manejado por los terrorismos internacionales. El Gobierno insiste en la tesis internacional y Craxi está convencido de que este atentado ha llegado desde fuera como una bomba "contra su Gobierno", que estaba consiguiendo frutos evidentes en varios campos, como la economía y la política internacional.
La oposición -sobre todo los comunistas- acusó al Gobierno de no haberse empleado a fondo en la lucha contra el terrorismo neofascista y volvió a descargar la responsabilidad "sobre ese segundo Estado ilegal, empeñado en crear condicionamientos perversos en la vida política italiana".
Corno en los tiempos de Aldo Moro, los comunistas, al revés, de Craxi, están convencidos de que el terrorismo italiano está dirigido a cerrar el camino a la izquierda para mantener la situación actual, justificar una política autoritaria y preparar una segunda república.
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