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China revisa la base teórica de su socialismo

Los dirigentes de la República Popular China han iniciado una revisión de las bases teóricas de su régimen que les lleva hacia una vía propia en la construcción del socialismo. Un editorial publicado el pasado viernes por el Diario del Pueblo, periódico oficial del Partido Comunista Chino, recordaba: "Marx murió hace 101 años y escribió algunas de sus obras hace ya más de un siglo".

"Algunas de las ideas (que Carlos Marx utilizó) estaban bien para su tiempo, pero la situación cambió mucho posteriormente y algunas de ellas no resultan hoy adecuadas", añadía el Diario del Pueblo, para concluir: "No se puede pedir a las obras de Marx y Lenin que resuelvan nuestros problemas de hoy".Resulta significativo que el texto difundido por el periódico del partido recurriera a una cita de Mao Zedong para justificar estos argumentos, dirigidos contra los marxistas recalcitrantes que siguen oponiendo razones teóricas a las reformas pragmáticas introducidas por Deng Xiaoping, el actual hombre fuerte de la República Popular China.

"Sigue habiendo algunos pocos que consideran ciertos términos y textos de la literatura marxista-leninista como una panacea siempre disponible, como si bastara con recurrir a ellas para curar todos los males", dice la cita de Mao Zedong retomada el viernes por el Diario del Pueblo.

El propio Deng Xiaoping ha recordado con frecuencia un eslogan de Marx -"busca la verdad a partir de los hechos"- para justificar su política.

Los hechos han conducido a Deng Xiaoping hasta conclusiones bien distintas de las aplicadas por el fundador de la República Popular China, que siempre trató de avanzar hacia el comunismo mediante esfuerzos entusiastas y convulsivos, que a veces desafiaron abiertamente el pensamiento marxista convencional.

Honores residuales

A pesar de la observancia de honores públicos residuales para el antiguo líder, Deng Xiaoping ha dejado de lado las comunas de Mao, y ha impulsado a los campesinos a que cultiven la tierra por sí mismos con la esperanza de llegar a ser ricos o, cuando menos, de mejorar sustancialmente su nivel de vida.Hace unos dos meses, el partido anunció que introduciría reformas similares en las ciudades. El régimen anima a los obreros a que se esfuercen por competir y les promete ventajas materiales inmediatas, no para un futuro lejano. China abrirá pronto 14 ciudades costeras al capital extranjero y en Pekín se ha especulado incluso sobre la posible apertura de un mercado de valores.

Los dirigentes del país decidieron dar estos sorprendentes pasos porque la estricta aproximación de Mao Zedong al comunismo dejó a China en el caos, con una pobreza muy extendida en las zonas rurales, con unas industrias ineficaces y muy retrasadas en relación a Occidente, y con un ejército difícilmente capaz de defender al país frente a cualquier eventual ataque soviético.

Deng Xiaoping ha lanzado una campaña masiva de adoctrinamiento para que los 40 millones de comunistas chinos acepten sus reformas capitalistas, que contradicen muchas de las posiciones mantenidas por el partido durante la revolución cultural.

La campaña de rectificación alcanzará su zénit este mismo mes, cuando los izquierdistas más empecinados sean expulsados del partido comunista. Para buscar las bases ideológicas adecuadas a la práctica política de Deng Xiaoping, los dirigentes estudian la evolución teórica de otros Estados socialistas reformados, como Yugoslavia y Hungría.

Al propio Deng, la controversia ideológica le impacienta y es conocida su máxima de que "tanto da que el gato sea blanco o negro, con tal de que cace ratones".

El editorial publicado el viernes por el Diario del Pueblo atacaba a los propagandistas que, en el pasado, antepusieron la ideología a la práctica. "Más les valdría no volver a cometer el mismo error, sino concentrarse durante los próximos tres o cinco años en el estudio de la economía práctica", concluía el diario oficial del partido.

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