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DeVries, cirujano del 'corazón de aluminio'

Francisco G. Basterra

William DeVries, de 40 años de edad, se ha convertido en la cara más famosa de Estados Unidos después de que el domingo 25 de noviembre trasplantan a William Schroeder, un ex funcionario del Gobierno, de 52 años, un corazón artificial de aluminio y poliuretano del tamaño de una toronja y de poco menos de medio kilo de peso. El paciente está respondiendo muy bien al trasplante y en 48 horas podrá comenzar a dar pequeños paseos. A pesar del éxito, DeVries afirma que "estamos al borde del desastre en cualquier momento" y teme, sobre todo, el riesgo de infección y algún fallo mecánico del nuevo corazón.

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DeVries mide más de 1,90 de altura y tiene un estilo desgalichado y larguirucho que recuerda a Anthony Perkins. Tiene siete hijos y le gusta esquiar. Es la imagen del cirujano de telefilme americano, pero actúa con bastante menos espectacularidad que el doctor Gannon, de la famosa serie de televisión. Desde que hace dos años implantara el primer corazón artificial de la historia al dentista Barney Clark, que murió después de 112 días de una vida plagada de continuas complicaciones médicas, DeVries estaba esperando su segunda oportunidad. Admite que es un hombre tranquilo y que sólo durmió mal la noche anterior a la operación.Este cirujano de aspecto tímido, pero muy directo en sus respuestas, es el anti-Christian Barnard. Aunque continuamente aparece en televisión, siempre parece que está deseando abandonar la pantalla y no quiera darle importancia a lo que ha hecho. Ha evitado en todo momento crear falsas expectativas. Antes de que Schroeder firmara el consentimiento para la operación, un documento de 17 páginas, le dijo a su cirujano: "Quiero vivir hasta marzo para ver a mi hijo casado. ¿Me puede prometer esto?". DeVries le contestó que no podía hacer esa promesa. "¿Pero hará todo lo posible?", insistió Schroeder. "Sí", afirmó el médico.

"Era muy frustrante ver cómo tenía pacientes que iban a morir mientras tenía esa cosa en un cajón", ha explicado DeVries. Esa cosa se llama técnicamente Jarvik 7 y es el corazón artificial -su nombre viene de su inventor, el doctor Robert Jarvik, amigo de DeVries- que funciona ahora a 70 latidos por minuto en el pecho de Schroeder.

DeVries, que se ha convertido en el precursor de lo que ya se llama aquí medicina de alta tecnología, nació en Brooklyn (Nueva York), hijo de un médico y una enfermera. Estudió Medicina en la universidad de Utah, donde ha realizado toda su carrera, hasta que el pasado verano, frustrado porque no conseguía permiso del hospital de la citada universidad para realizar más trasplantes, entró en contacto con el hospital Humana, en Louisville, que le ofreció fondos para realizar 100 trasplantes, no sólo 10, como él solicitaba.

DeVries ha sido muy criticado por abandonar un centro de investigación, donde normalmente se realizan estos experimentos en EE UU, para realizar su segundo trasplante en una empresa a la que muchos acusan de buscar sólo publicidad y beneficios con estas operaciones, pero él se manifiesta orgulloso de haber venido a Humana, donde no le han puesto problemas económicos y ha sido capaz de seleccionar su paciente sin pensar si podía pagar la cuenta.

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