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El gestor

El cliente busca en los profesionales del papeleo un 'alter ego' para la cola

En la Jefatura de Tráfico no sólo hay mucho tráfico administrativo, sino también mudanza de negociados y gran trasiego de ventanillas. Esto es un carnaval con baile de cartelones.Al ciudadano ya lo empapelan desde la misma entrada. Unos jóvenes agresivos reparten impresos como si fueran bofetadas para que el conductor caducado renueve su carné luego de reconocerse clínicamente muerto en cualquiera de los centros especializados que abundan en la zona.

Pero es arriba, en este califato de la póliza y del papel de barba, donde están realmente los enfermos. Aquí los ordenadores no cumplen su papel, que consiste en eliminar papel. Lo aumentan. ¿Porque cómo va a vivir la Administración sin ser cebada de variedad de impresos, certificados, declaraciones, expedientes, instancias y otras nutritivas cartulinas? El destino universal del español es estar siempre detrás de un papel y delante de una ventanilla. Y el destino de la ventanilla es dar la impresión de que de un momento a otro va a ser cerrada.

Ahora vemos a un hombre que se abanica con el nuevo libro de talonarios de Transporte de mercancías y viajeros en que los conductores están sometidos a control de tiempo de conducción y. descanso. Un libro que puede y debe evitar muertes. Pero antes de usarlo ya está medio muerto su portador. Lleva de gestiones casi toda la mañana por no recurrir al gestor. Porque "el gestor cobra una burrada". Y parece que se hubiera arrepentido. Lo barato es caro: "Primero vine aquí, a Cea Bermúdez, y me dijeron en una ventanilla de estas que fuera a comprar el libro a la calle de Juan de Vera. Pagué 150 pesetas. Lo traje aquí. Hice casi dos horas de cola para sacar la tasa de 205 pesetas, Luego me dijeron que faltaba una póliza de 25 pesetas. Y cola otra vez. Siempre hay una cola para un desgraciado. A la número cinco. A esperar. Y luego una excursión por los pasillos hasta la secretaría del jefe provincial. Para el sello. Ya no aguanto más", dice desfallecido Ginés Jodar Rodríguez, propietario de un camión de 6.600 kilos.

Ginés Jodar vuelve a la carga de los gestores: "Cuando toca la revisión del camión, ¿sabe lo que se me lleva la gestoría? Pues de una papela que vale 1.000 pesetas se me queda con 2.800 pelas. Y si es la tarjeta de transporte, que cuesta 1.600 pesetas, ¿se imagina lo que cobra el gestor? Pues cobra 4.300 pelas".

Las lamentaciones de Gonzalo Muro se unen a las quejas de Ginés Jodar. Él también tiene otro camión y sufre lo indecible. Pero prefiere perder un día entero entre Herodes y Pilatos que caer en el gestor. Y Gonzalo Muro se golpea la cabeza, como un rabino, contra la pared. Más allá, en un ángulo del mostrador, se lee este aviso: "Presentación de carpetas de gestoría". Y las carpetas flotan, como almas, en una bandeja especial.

Los jóvenes agresivos de antes empujan a los clientes hasta las clínicas con apariencia de peluquerías de lujo. Pero aquí nadie toma el pelo. Aquí, en estas clínicas, se toma la tensión arterial, se mira el ojo y se palpa el vientre, además de medir el oído. En una, llamada centro Cemsa, el director, Ángel Pingarrón, hace rúbricas en los certificados de 2.000 pesetas. Son certificados clase 9ª A-B, serie C, válidos para casos Al, A2 o incluso B. Y también válidos para la clase LCC. El señor Pingarrón firma y firma mientras sus doctoras, unas señoritas esbeltas, le ponen al cliente otro papel entre la gafa y el ojo izquierdo y le hacen mirar focos de automóvil que se apagan y se encienden al fondo de una habitación oscura.

La calle vive aquí del papeleo. Los de las fotocopias sacan copias, los del estanco venden el papel del Estado y la póliza bendita. Pingarrón y otros muchos extienden certificados con chequeos a destajo. Los guardias pueden poner multas si uno aparca mal. Y las cabinas de fotos instantáneas toman el testimonio gráfico de cada víctima que luego da pena verlo.

Burocracia grasienta Por esto hace tanta falta el gestor administrativo. Es nuestro alter ego para la cola, y él sabe cómo cebar adecuadamente a la grasienta. burocracia. Ya son 4.000 oficialmente en activo en toda España, reunidos en 18 colegios. Y los colegios se unen en un Consejo General de Colegios de Gestores, cuyo presidente es Manuel Díaz Arias. Y como todos los colegiados de instituciones clásicas, también tienen éstos su insignia, que lucen como un huevo frito en la solapa a modo de condecoración. La insignia es todo un símbolo de voluntad profesional; tiene un cuchillo afilado y una máxima latina que dice: "Labor improbus omnia vincit". El cuchillo hace falta para abrirse paso en la selva burocrática de la nación, cuyo follaje tan denso, entre el que acechan las fieras, sólo puede atravesarlo un explorador de talla.

Y además los gestores tienen al patrón san Cayetano, gestor de gestores, quien protege su gestión en los momentos más difíciles. San Cayetano mira ahora, desde la hornacina de su oficina, al presidente del consejo, Manuel Díaz Arias, que le ha puesto vela y flores de papel con timbre del Estado.

"Nos protege, claro que san Cayetano nos protege. Él era confesor, gran gestor de almas, fundador napolitano de los Clérigos Regulares, y sin él ¿dónde estaríamos ya, cuando la profesión se ve amenazada?", se pregunta en su propia gestoría el presidente de los gestores.

Porque ahora, añade, los quieren suplantar los profesores mercantiles y los economistas en lo único que reporta buenos beneficios, en las declaraciones de renta: "Nosotros, los gestores, hacemos el 80% de esas declaraciones, del total de las declaraciones de España, y nos quieren suplantar".

¿Lo va a permitir san Cayetano con su legión de regulares? No parece probable. El señor De la Rosa, en el mismo consejo, afirma que "nosotros somos la cabeza de todos los colegios oficiales -los 18 que hay- y de todos los gestores oficiales -los 4.000 que pagan licencia-, y somos el único interlocutor válido y directo de la Presidencia del Gobierno".

Ahora ha entrado un cliente en la gestoría y pregunta dónde le pueden operar de fimosis. Luego llega un señor y le dice al gestor que la esposa se le ha escapado con un hombre. "Caballero, mi obligación, que es un apostolado, va a ser lograr que su esposa vuelva a casa y el hombre con el que se ha ido desaparezca".

En otra gestoría, llamada Pons, Ángel Pons demuestra que siempre hay un sitio para cada papel y un papel para cada sitio: "Nosotros hemos ideado un lema que dice así: cubrimos desde la partida de nacimiento al certificado de defunción". O sea, del cero al infinito. E infinitas son las gestiones que realiza Pons: "Ya hacemos gestiones con ordenador, y de las 1.500 gestiones mecanizadas del repertorio, 69 son humanizadas, siempre tienen un toque humano".

Este gestor, presidente del Club de Perros Doberman de España, también puede hacer gestiones caninas si se le piden. Y resuelve la obtención de últimas voluntades en casos de herederos nerviosos en sólo 15 días. Conoce cómo reducir cadáveres. Y su negocio proporciona casi medio millón de certificados anuales y 122.000 trámites ordinarios: "Entre ellos hemos sacado las licencias de caza a la familia Franco. Hemos preparado documentación para formar partidos políticos; pedimos infinidad de prórrogas militares, y hasta hemos solicitado para unos clientes el derecho de constituir una asociación de travestidos, putas y drogadictos, aunque luego el permiso fue denegado", explica Pons.

Sin duda, el gestor es el gran triturador de escollos burocráticos, y cuando ya parece que no hay salida posible, él la encuentra, aunque sea por la ranura del mostrador y la ventanilla. Nos saca las castañas del fuego sin chamuscarse. Ni siquiera se inflama cuando el funcionario le toca. Por eso le admiran tanto los extranjeros. No hay guía completa que no haga mención de él como remendón de las botas estatales.

Servicios preferentesAunque el oficial mayor del Colegio de Gestores de Madrid dice que el gestor no es como el médico, que tiende a la especialización, lo cierto es que cada día acota más su actividad profesional ofreciendo servicios preferentes. Así, cerca del Gobierno Militar de Madrid una gestoría se ocupa de obtener prórrogas a los reclutas desesperados: "Yo me he casado para no hacer la milí de momento, y me han dicho que si vengo con hijo de la mano es incluso mejor", dice un joven que ya podría ser brigada.

En la calle de Goya está el gestor especialista en créditos de la construcción y préstamos hipotecarios. Un empleado de Moral Moreno dice: "No necesitamos más de 20 metros cuadrados de oficina porque el cliente suele llamar desde Andalucía y pide la gestión, y nosotros nos movemos aquí hasta conseguirle el préstamo".

En la gestoría Arenal entra muy contento un chaval que, se ha comprado un ciclomotor: "¿Qué necesitas?", le pregunta el gestor, compadeciéndole, "pues anota esto: necesitas, hasta 49 centímetros cúbicos, cuatro fotos, fotocopia del documento nacional de identidad, hacerte reconocimiento médico, una solicitud, legalizar la firma y presentarlo en la ventanilla correspondiente. Si fuera una bicicleta no necesitarías nada, pero el ciclomotor es el ciclomotor. ¿Quieres que te hagamos la gestión nosotros?". Y el muchacho dice que quiere. El muchacho ya sabe lo que dice cuando se oye un sí. Otra voz de la gestoría comenta por lo bajo: "Lo más complicado va a ser legalizar la firma. Eso va a ser más difícil".

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