La Unión de Europa Occidental cumple hoy 30 años en Roma
"De la reunión de los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la Unión de Europa Occidental (UEO) convocada en Roma no cabe esperar resultados sensacionales. Todos los planes propuestos por Francia para su relanzamiento han fracasado. Por ello, ahora se ha optado por la vía lenta del trabajo callado. No habrá triunfalismos". Así resume una fuente del Quaid'Orsay, sede de la diplomacia francesa, las expectativas de París ante la cumbre que hoy se inicial en la capital italiana.
La reunión sigue al anuncio realizado por el presidente del Gobierno español, Felipe González, en su informe sobre el estado de la nación, de que España piensa pedir el ingreso en la organización europea de defensa. El encuentro de los ministros de Defensa y Exteriores no tiene precedentes en la historia de la organización y responde al motivo de conmemorar el 30º aniversario de la firma del Tratado de París, que creó la UEO.Celebraciones al margen, la convocatoria de Roma era esperada con interés, como un paso quizá decisivo en el relanzamiento promovido desde París a finales de 1983 y aprobado por los siete miembros de la unión en junio pasado. Estos intentos de revitalización tampoco son novedad de los últimos tiempos. En 1978, el presidente francés Giscard d'Estaing presionó con el mismo objetivo. El 12 de julio de 1980, la República Federal de Alemania presentó su proyecto de incluir en la UEO a todos los miembros de la Comunidad Económica Europea.
La ampliación de la organización a España y Portugal es también tema asociado de antiguo a estos planes de relanzamiento. Se habló de ello en 1978, cuando incluso se dijo que la UEO podría ser la alternativa española a la OTAN. Claude Cheysson volvió a intentar que se invitara a España en diciembre de 1981, pero Madrid nunca pidió el ingreso, que, por otra parte, tampoco era bien aceptado por todos los miembros.
Producto de dos fracasos
En esas condiciones, la UEO ha vivido su primeros 30 años en el letargo. Nacido de la conjunción de dos fracasos, el de Alemania e Italia en la última guerra y el de la Comunidad Europea de Defensa (CED) promovida por Francia y boicoteada por el Reino Unido en 1954, el Tratado de París fue un intento de ampliar las bases del entonces precario proyecto europeo.Fundamentalmente, el Tratado de París introdujo las reformas necesarias para que la República Federal de Alemania e Italia pudieran adherirse al embrión europeísta formado por los cinco firmantes del Tratado de Bruselas de 1948: Francia, el Reino Unido, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Este acuerdo puso fin a la ocupación de la RFA abriéndole el camino de la OTAN, y garantizó el mantenimiento del statu quo internacional sobre Berlín. El precio que tuvo que pagar Bonn fue facultar a los otros seis aliados europeos para controlar su producción de armamentos.
Al mismo tiempo, el Reino Unido, que acababa de despreciar la CED, quedaba legalmente ligado a los otros seis países por compromisos militares mucho más exigentes que los que impone el Tratado del Atlántico Norte: el Tratado de París prevé que cada firmante tenga que acudir de una forma casi inmediata en apoyo de cualquiera de los otros aliados que se vea agredido.
Con este punto de partida paradójico y el contenido vejatorio que el tratado sigue teniendo para los alemanes vencidos no es extraño que la UEO nunca haya llegado a desarrollarse como una organización coherente. Tiene su asamblea parlamentaria, con sede en París, que se reúne regularmente, y su consejo de ministros de Asuntos Exteriores, con sede en Londres. Pero lo único de ella que ha funcionado con eficacia es la Oficina de Control de Armamentos, encargada precisamente de limitar la capacidad de rearme de los alemanes occidentales.
El pasado mes de julio, la UEO levantó en Londres las últimas restricciones que pesaban sobre la industria armamentista de la RFA, y es probable que las recientes acusaciones de "revanchismo" lanzadas por Moscú contra Bonn no hayan sido ajenas a aquellos hechos. La decisión facilita en cualquier caso, la vía del relanzamiento, y si algo nuevo se mueve en torno a los proyectos actuales es que Bonn y París parecen haber llegado a un acuerdo "necesario, pero no suficiente", según una fuente diplomática francesa.
De momento, su contenido sigue siendo impreciso. Observadores cualificados entienden que más que plantear una alternativa a la OTAN, lo que París busca es reforzar el pilar europeo de la organización de los dieciseis, así como una vía indirecta para que Francia se reincorpore a la estructura militar de la OTAN.
Es lógico, sin embargo, que cualquier intento de revitalización de la UEO pase por la creación de un marco militar permanente y de los mecanismos adecuados para que la organización sirva a la expansión de las ventas de armamentos europeos. Un intento anterior de utilizar a la UEO en este último sentido, concretamente para vender armas a China, fracasó en 1978 porque el proyecto se filtró y los soviéticos protestaron. Tal vez por esa razón el Reino Unido y Holanda siguen prefiriendo que la cooperación en materia de armamentos siga confinada en el marco más confidencial de la OTAN, dentro del Grupo Europeo Independiente de Proyectos (GEIP).
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