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Barzel insistió en su inocencia ante la comisión del 'caso Flick"

El presidente del Parlamento federal (Bundestag), el democristiano Rainer Barzel (CDU), no consiguió disipar las sospechas que pesan sobre su persona de haber recibido 1,7 millones de marcos (95 millones de pesetas) del consorcio Flick, en el interrogatorio a que fue sometido ayer durante cuatro horas ante la comisión parlamentaria que investiga el caso Flick.

El interrogatorio tuvo que ser interrumpido a las 18.30 porque ayer se cumplía el cuarto aniversario de la muerte de la esposa de Barzel y este tenía que asistir a un funeral en su memoria. Hoy Barzel deberá presentarse ante su propio grupo parlamentario democristiano (CDU/CSU), y la comisión parlamentaria que investiga el caso Flick le ha citado de nuevo. El presidente del Bundestag volvió a asegurar que es inocente y que sólo prestó servicios a un bufete de abogados de Francfort y no al consorcio Flick.Ante la comisión, Barzel dijo que la medida de dimitir de sus dos cargos en mayo de 1973 -Jefe del grupo parlamentario y presidente de la CDU- la hizo sin intervención exterior de nadie y fue su decisión personal. "Es una infamia acusar al colega Kohl (actual canciller de la República Federal de Alemania) y a mí de que hubo dinero de por medio".

Barzel declaró que "después de aquella derrota política (su dimisión) hice una breve pausa y busqué una actividad complementaria. Yo sólo tenía 49 años y estaba acostumbrado a trabajar 14 horas diarias". Barzel añadió que tuvo varias ofertas de trabajo, pero que se decidió por el bufete de su amigo Albert Paul, donde trabajó entonces. "Es evidente el hecho de que no coinciden los pagos efectuados por Flick al bufete con las cantidades que yo recibí", argumentó en su defensa.

Barzel se presentó ante la comisión poco antes de las 14.30 horas con traje oscuro y la insignia de la Orden del Mérito Federal en la solapa. A la puerta del Bundestag, los verdes repartían un papel que representaba un billete de 1.000 marcos con la cara de Barzel. Al dorso de ese papel aparecía una representación de la cruz de ganancias paralelas y proponía, como candidatos a la misma, a Barzel en primer lugar y luego al canciller Helmut Kohl y al ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher. La lista de los aspirante a la cruz incluía varios huecos en blanco, porque, según los verdes, "sigue abierta". Barzel se presentó como un hombre abatido, con ojeras, y dio la sensación de encontrarse al fin de sus fuerzas. Al término del interrogatorio evidenció falta de concentración. No paró de beber agua y de comer unas pastas de té que tenía sobre la mesa. Cuando le trajeron el café dijo a Giuseppe, el camarero italiano: "Se lo pagaré más tarde". Barzel no fue capaz de cumplir lo que dijo hace dos días ante las cámaras de televisión de que si mostraba su archivador en un instante quedarían disipadas todas las dudas sobre sus actividades como asesor del bufete de abogados.Incluso los miembros democristianos (CDU) de la comisión investigadora le preguntaron con dureza y no le dieron respiro. El momento más difícil para Barzel fue el interrogatorio del abogado Otto Schily, diputado de los verdes, que tiene una larga experiencia ante los tribunales y se hizo famoso en la defensa de los terroristas Andreas Baader y Ulrike Meinhof. Schily puso en un aprieto a Barzel al preguntarle dónde se encontraba el original de su contrato de colaboración con el bufete de abogados. El presidente del Bundestag no supo responder a esta pregunta, lo que resulta incoherente, porque en su declaración inicial citó los términos literales del contrato. También dio la impresión Barzel de que el contrato, no se sabe por qué motivos, fue fechado con anterioridad y modificado. Tampoco consiguió responder satisfactoriamente el político incriminado a la pregunta de cuáles fueron sus prestaciones para merecer un sueldo tan fabuloso. En los cuatro primeros meses de su actividad para el bufete, Barzel recibió 272.500 marcos (15 millones de pesetas) por cuatro dictámenes, que el apoderado de Flick calificó en un comunicado interno como "poca cosa".

Al concluir la sesión de la comisión investigadora, Barzel declaró que "nunca he pensado en dimitir", y añadió, ante una pregunta en medio del tumulto de periodistas y fotógrafos, que cree haberse rehabilitado. El caso continúa, aunque para última hora de la noche se hablaba en Bonn de una reunión en la cancillería federal que puede determinar la suerte del presidente del Bundestag.

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