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Medidas de las emisiones de quasares confirman la deriva de los continentes

Las últimas pruebas obtenidas por los científicos del proceso de separación de los continentes en la Tierra han surgido de la medida de emisiones radioeléctricas procedentes de los cuerpos celestes conocidos como quasares. Las observaciones, sobre las que se informó la pasada semana en un simposio celebrado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), han sido realizadas de forma simultánea por científicos de Suecia y de Estados Unidos, según señaló Irwin I. Shapiro, director del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian de Cambridge (Massachusetts). Existen numerosas pruebas geológicas de que las orillas del océano Atlántico se han ido separando a una velocidad recientemente estimada en 1,6 centímetros por año, aunque nunca se había llegado a establecer científicamente si esta separación se ha producido en ocasiones definidas, quizá acompañadas de grandes sacudidas sísmicas, o si se produce de forma continuada.

Shapiro informó de que los datos recibidos por los radiotelescopios de Fort Davis en Texas, y Onsala en Suecia, con los se realizaron 47 campañas conjuntas de observación, cada una de ellas compuesta de 150 observaciones, permitieron deducir una separación anual de aproximadamente 2,075 centímetros entre Europa y América. Otras observaciones han obtenido la cifra de 1,775 centímetros anuales. Sin embargo, Shapiro advirtió que las técnicas de medida no están exentas de errores sistemáticos que pueden modificar las cifras reales, aunque resaltó que estos resultados proporcionan pruebas definidas de la separación continental.

Recientemente se dieron a la publicidad los resultados de un programa de observación de la deriva continental, puesto a punto hace cinco años por la agencia espacial norteamericana (NASA), mediante la utilización de un satélite, el Lageos, en órbita de la Tierra a una altura de 5.600 kilómetros. El satélite sirve de reflector para un rayo láser emitido desde la superficie terrestre y los resultados confirmaron asimismo la deriva continental.

Tanto en este caso como en el de los quasares, una mínima variación del punto de la superficie terrestre donde se encuentra el emisor del rayo o receptor de la onda radioeléctrica, producida por la deriva continental, supone una variación en el tiempo que se tarda en recibir la señal, lo que permite deducir la distancia recorrida por ese punto.

En cuanto a la deriva de otros continentes, también se sabe que Norteamérica y Australia se alejan a una velocidad de 2 centímetros por año, mientras que las islas Hawai se alejan de Norteamérica a la velocidad de 3 centímetros anuales.

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