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"La soledad es la situación que sufren con más frecuencia las mujeres que quieren una vida distinta"

"La soledad, con todos sus conflictos, es la situación que con más frecuencia sufren las mujeres que quieren una vida distinta a la que tuvieron sus madres", según la prestigiosa psicoanalista Marie Langer, famosa por sus aportaciones al complejo mundo femenino y por su constante actividad política. Lo que le ha supuesto una vida de exilio, desde que viniera a España a apoyar a la República, y abandonar apresuradamente Argentina, su patria de adopción tras abandonar Europa por el nazismo, ante las amenazas de muerte que sufrió por parte de la Triple A.

Marie Langer ha estado recientemente en Madrid, invitada por el Instituto de la Mujer y la Fundación Pablo Iglesias, donde ha dado sendas conferencias sobre la situación en Nicaragua, país con el que coopera en unión de un grupo de psicoanalistas que viaja cada mes hasta Managua, y Los conflictos psicológicos de la mujer hoy, aunque ha aprovechado su estancia también para una sesión intensa de trabajo sobre la maternidad -precisamente Maternidad y sexo es su obra más conocida- y un pequeño homenaje que le han dado los miembros de la asociación que lleva su nombre.Marie Langer nació en el corazón de Europa (Viena, 1910), en el seno de una familia judía acomodada, y desde los 20 años aceptó el reto que suponía en aquellos tiempos en Europa ser mujer y judía. Para entonces ya se había divorciado de su primer marido, estaba a punto de terminar Medicina, de casarse de nuevo y de militar en el partido comunista.

Ahora, a sus 74 años, con cuatro hijos y 11 nietos -es casi lo primero que comenta al iniciar la entrevista- sigue encontrando motivos para el compromiso político mientras busca en la memoria el primer recuerdo sobre su interés por la maternidad: encaramada en lo alto de un castaño, con tan sólo 13 o 14 años, se pasaba horas fantaseando con una prima sobre cómo educarían a sus hijos. Pero hasta que llegó a Argentina y se encontró con dos pacientes que resolvieron su problema de esterilidad tras un corto periodo de psicoanálísis, no estudió a fondo los conflictos internos de las mujeres. Ella misma había perdido a su primer hijo al llegar a París, procedente del frente del Jarama, en España.

Desecha a Freud

A partir de entonces investiga cómo los factores psicológicos intervienen en todas las etapas de la vida de una mujer y cómo estas dificultades ceden fácilmente con un tratamiento adecuado. Desecha el modelo de Freud, "que nos considera castradas", y se apoya en las teorías de Melanie Klein, que proporciona a la mujer un lugar propio. "La psicología femenina está formada por una superestructura que viene de dos lados, sociológico y biológico, pero están muy interrelacionados y casi no podemos discernir qué es cada cosa"."Los conflictos de este momento vienen, en gran parte, de que no todos los hombres se han adaptado a la nueva pareja, que surge con la independencia de la mujer. El cambio les ha sido impuesto y, aunque aparentemente lo acepten, supone para ellos una ruptura con el modelo que tuvieron de niños. El hombre aprendió que, por un lado, dominaba la situación, la familia dependía de él y, por otro, la mujer debía cuidarle. Pero de golpe se encuentra con una mujer que trabaja y él no está, por ello, a la altura de las circunstancias"..¿Cómo ha influido la liberación sexual en esta nueva pareja? Mira, por una parte, al hombre lo liberó de la doble moral, el tener una novia pura para casarse y a la vez buscar otras mujeres o prostitutas".

La liberación sexual

"Pero la mujer", agrega, "se ha visto tiranizada por esta liberación sexual porque el patriarcado lo asimiló muy pronto y una chica tenía que acostarse, tener orgasmo vaginal, un parto sin anestesia, dar el pecho a sus hijos y, al mismo tiempo, mantenerse bella y cumplir con su profesión, a la vez que hacer frente a la rivalidad que toda mujer tiene con la madre y la suegra. Todos estos conflictos se le dan normalmente a la mujer que quiere realizarse personalmente".Pero Marie Langer no considera que la solución a éstos pase por el enfrentamiento entre los dos sexos: "Es absurdo tachar al hombre, no puedes tachar a la mitad de la humanidad y, además, los hombres son muy lindos también. Femenino y masculino son roles sociales, no se sabe exactamente qué es en verdad cada cosa y en algunos sectores del feminismo hay demasiado voluntarismo sin tomar en cuenta el inconsciente y que la mujer, como todos los colonizados, lo está no sólo desde fuera, sino también internamente".

Esta mujer sorprendente, que en 1975 no dudó en sobrevolar Trieste y Venecia -junto con Franco Basaglia y David Cooper y 99 psicóticos crónicos en una experiencia «análoga al barco de los locos medieval para quitarle el miedo a la población hacia los psicóticos- sigue fiel a su posición de que el psicoanálisis no puede permanecer neutral ante los acontecimientos políticos, por lo que abandonó la Asociación Psicoanalítica Argentina de la que había sido cofundadora y presidenta.

Desde su último exilio en México participa en un programa sobre salud mental en Nicaragua y, restándole importancia a toda una vida de compromiso, se asoma al balcón de sus 74 años y con tranquilidad afirma: "Soy muy vieja, soy atea. Para estar medianamente serena con la vejez necesitas un proyecto. La muerte se acepta mejor. El dolor y la mutilación que se siente cuando se pierde este proyecto, lo he vivido muy directamente con mis pacientes y en mí misma. En Nicaragua se da la revolución más humanista que he conocido y he recuperado, de nuevo, un proyecto que va más allá de lo individual. Todos están dispuestos a defender su revolución".

Y hablando más de Nicaragua, Marie Langer señala con cierta amargura: "Es la tercera vez en mi vida que oigo el no pasarán, y pasaron dos veces, en España y en Chile. Y si hablas con los nicaragüenses te dirán: pasarán sobre un millón de muertos, sobre el pueblo entero. No podemos permanecer pasivos ante tan inmensa e impuine agresión".

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