Clausurado anoche el certamen donostiarra en medio de pronósticos contradictorios sobre su futuro
Que la crítica internacional presente en el certamen donostiarra haya premiado La ley de la calle, excelente película de Francis Ford Coppola filmada hace dos años, revela en algún aspecto la debilidad de una selección, que no se atiene a las auténticas novedades del cine mundial. No obstante, Carlos Gortari, director de esta muestra, ha considerado públicamente que lo mostrado en San Sebastián es "de una calidad más alta que el certamen del Berlín". Por su parte, Pilar Miró, directora general de Cinematografía ha declarado que el festival "debe definirse o cerrarse".
El Festival de Cine de San Sebastián sufre una penuria heredada que sólo puede remontarse a través de un alarde de imaginación. "El festival debe definirse o cerrarse", ha declarado Pilar Miró, mientras Gortari, ante la Prensa, consideró que la convocatoria de este año había permitido que el festival saliera de la UVI. Cuestión de opiniones: hay mejorías que anteceden a la muerte si no llega la vacuna.El jurado de Nuevos Realizadores eligió la última película que les fue mostrada, derecho legítimo que, no obstante, puede entenderse como símbolo de la penuria general anterior. Algunos miembros de dicho jurado manifestaron a este corresponsal su desánimo durante los 10 días de certamen, no tanto porque aisladamente no hubieran contemplado filmes pletóricos de buenas intenciones como porque la discusión que la muestra podía inspirarles carecía de suficiente altura. Comentarios aumentados posteriormente por los propios directores de las películas presentadas en dicha sección, dolidos por el silencio general de la Prensa o, en todo caso, por la escasa repercusión de sus trabajos en el ámbito del festival: otro error heredado, puesto que ya es evidente que es en esa sección donde el festival puede aspirar a cierto futuro. ¿Por qué se mantiene la cantidad de dos millones de pesetas como premio al mejor filme cuando una cifra bastante superior podría estimular a cineastas de todo el mundo?
Nuestra boda, el filme de Valeria Sarmiento que ha obtenido en esta ocasión este galardón, entusiasmó al jurado por la sutileza de su humor, semejante, según declaró, al aplicado por Buñuel en sus mejores filmes mexicanos. La estética de vulgar melodrama de los cincuenta que la película propone desorientó a muchos espectadores, convencidos por sus primeras imágenes que se trataba de otro filme equivocado, en el festival. Sin embargo, la necesaria complicidad del espectador, capaz de transformar en su totalidad el sentido de esa contenida historia de amor entre una joven y su padrastro que amenaza con una tragedia que nunca llega a producirse, ha sido, siempre en palabras de lo miembros del jurado, la clave del éxito del filme: ese suspense por la aparición de un auténtico drama les remite también a la habilidad tradicional de Hitchcock. Cuando Nuestra boda fue programada en sesión especial, dado que su primera exhibición coincidió con los últimos detalles del certamen y, por lo tanto, acaparó a menos público de lo habitual, los asistentes se vieron frustrados, ya que el productor del filme se había marchado ya de San Sebastián con la copia.
Final gris y confuso
Algunos nuevos impedimentos añadidos pesaron en los periodistas el día de la clausura, a cuya fiesta final, aconsejable para enriquecer los juicios privados, no fueron invitados en gran parte. La conferencia de prensa que la exótica actriz invitada Zsa Zsa Gabor había previsto a determinada hora tuvo que ser entretenida por Carlos Gortari para disimular su considerable retraso. Buena parte de los corresponsales se vieron obligados a abandonar el incómodo lugar de las conferencias de prensa para atender sus lógicas obligaciones. Zsa Zsa Gabor, pues, pasó por San Sebastián sin que se entendiera el por qué de su elección como estrella de clausura y sin poder conversar con cuantos abarrotaron durante el certamen dicha sala.Final gris para una manifestación cinematográfica confusa, mustia, cuyo futuro está en manos de la imaginación y de la profesionalidad de cuantos se hacen responsables de su existencia.
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