Se clausura la edición de este año con incógnitas sobre su futuro

Hoy se clausura el festival donastiarra en medio de incógnitas sobre su fututo. Nuevas caras, como la actriz Zsa Zsa Gabor, se dejan ver en estas últimas jornadas. Francisco Rabal, Alfredo Landa y Amaia Lasa han recibido el Premio Palacio del Festival, que sustituye este año a los denominados barandilla, hasta ahora entragaba la ciudad. Los protocolos externos del certemen están a la vista, mientras las dificultades van por debajo.

Esta noche el festival cerrará sus puertas despertando una incógnita sobre su desarrollo en los años sucesivos. Se barajan nombres y orientaciones para tratar de encontrar un destino claro a, esta manifestación cinematográfica cuyas últimas convocatorias han deteriorado con mayor fuerza su ya escasa viabilidad internacional. La muy limitada participación extranjera en la lista de invitados, la inexistencia de un mercado del filme, la dificil recuperación del interés de la Agrupación Internacional de Productores y la mezcla de criterios sobre el hueco que San Sebastián puede cubrir en el mundillo de los festivales (es peregrina su intención de competir con Cannes, Venecia o Berlín) limita la posibilidad-de acción de la fundación municipal que regenta el festival. O encuentra con rapidez una línea definida, saber qué se quiere hacer con el festival. o éste languidecerá sin remedio.El panorama presentado este año ha sido claramente mustio. Que la estrella extranjera invitada para cerrar el festival sea la olvidadísima Zsa Zsa Gabor, cuyo paso por el cine fue de tan poco brillo, es ya una muestra de la desconexión del certamen, que hoy acaba con el auténtico nervio de un festival . Junto a dicha actriz, Esperanza Roy, Harry Dean Stanton, protagonista de París-Texas, que será la última película que se exhiba, componen la lista de excepcionales para el-llamado fin de fiesta.

Espera de premios

El único estímulo ya posible es, pues, la relación de premios que a lo largo de hoy irán conociéndose. Por un lado, el de nuevos realizadores, donde el jurado puede dudar con igual justicia entre diversas películas de similar calidad. Por otro, el de la crítica, que se entrega a un filme presentado en la sección oficial y para el que, al parecer, sólo son barajadas La ley de la calle, de Ford Coppola, Tasio, de Armendáriz, y El zorro gris, del canadiense Philip Borsos, una imprevista buena película presentada en los últimos días. Cuenta la historia de Will Miner, un mítico bandido adolescente que abandona la cárcel ya anciano para enfrentarse a un mundo distinto al que conoció ya no existen, por ejemplo, las diligencias que él asaltaba, ni encuentra entre sus contemporáneos aquella colaboración que le transformó en leyenda. Filme triste y de una curiosa ternura, mantiene con calor el ritmo de su nos a, gracias, entre otros aspectos, a la interpretación de Richard Farnsworth, veterano intérprete que h ace dos años. obtuvo con esta película uno de los mayores éxitos de su carrera.No parece que el filme argentino presentado ayer participe de la posibilidad del premio de la crítica, aunque no haya defraudado a la mayoría. Lautaro Murúa ha dirigido Cuarteles de invierno inspirándose en la novela de Osvaldo Sonano, que ya había sido adaptada al cine. Peter Lilienthal presentó en el último festival de Berlín otra versión, menos barroca, bajo el título El autógrafo. Murúa no ha estifizado la historia como su antecesor, sino que, por el contrario, la localiza con más energía en la Argentina de la dictadura militar. El clima de miedo y violencia de ese pequeño pueblo en fiestas, donde son contratados un cantante de tangos escorado a la izquierda y un boxeador que debe combatir en lucha desigual con un militar, forma el núcleo central de la película. Lástima que Murúa no haya evitado la tentación del melodrama y en la segunda parte se entretenga en los momentos más anecdóticos. Hace un trabajo de buenas íntenciones y queda el interés de la novela invitando a su lectura