Dámaso Alonso vuelve a escribir versos influido por el peso de la edad
, La presencia de la muerte cercana, intuida desde la atalaya de sus 86 años, ha devuelto a las letras españolas a un poeta que, como él mismo confiesa, "hacía muchos años que no escribía versos". Dámaso Alonso, superviviente, junto a Rafael Alberti, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre, de la generación del 27, regaló al numeroso público que llenaba el paraninfo de la Magdalena, en Santander, sus últimos poemas. El recital fue el epílogo de un acto en el curso del cual el rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) hizo entrega al poeta de la medalla de honor de la institución.El rector de la UIMP, Santiago Roldán, había dicho de Dámaso Alonso, en su discurso previo a la entrega de la distinción otorgada por la junta de gobierno de dicha institución académica, que "oírle es una fiesta mayor, como acertadamente se ha escrito"; y la fiesta llegó de la mano de la palabra y el gesto del poeta
Bromeando con su edad -"Vicente Aleixandre y Federico García Lorca eran un poco más viejos que yo, unas semanas"-, al referirse a sus compañeros de la generación del 27, pasaría desde sus inicios poéticos, vinculados a la lectura de Gustavo Adolfo Bécquer, a sus últimos trabajos, extraídos de las páginas de una libreta rayada.
Apoyándose en el gesto, desconcertado ante los aplausos, dispuesto al bisante el entusiasmo de los asistentes a los martes poéticos organizados por la UIPM, y que el poeta José Luis Alegre y el director de los cursos de extranjeros y catedrático de Literatura Carlos Galán han venido organizando desde el pasado mes de julio, Dámaso Alonso confesó una cierta pereza creadora: "Yo he escrito poco, despacio y no he publicado demasiado". La muerte, circunstancia que atisba cercana, "me ha excitado mucho en los últimos poemas escritos". La reflexión en torno a la existencia de Dios, "que deseo que exista, pero no lo considero una verdad exacta" ha inspirado sus últimos poemas, a algunos de los cuales dio lectura en el acto celebrado en Santander. "Existe, no existe. / Está, no está. / Lo ignoro. Sí, lo ignoro" recitaría el poeta, antes de introducir un brusco giro en su itinerario autobiográfico, invocando las "cosas muy distintas que están presentes en mi poesía".
Bécquer, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, además de la amistad mantenida con Vicente Aleixandre, condicionan sus primeros trabajos poéticos, aunque niega que en ellos se trasluciera imitación alguna. "Tuve un entusiasmo tan grande por la obra de Rubén Darío, que en 1917 me hice amigo de Vicente Aleixandre y estuvimos todo un verano hablando del poeta nicaragüense". De su conocimiento de la obra de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, Dámaso Alonso destaca la impresión que le produjo, creando en él "un nuevo gusto, una verdadera aceleración en el entusiasmo por la poesía".
Dámaso Alonso, incluido en la generación del 27, comentó su participación en ese movimiento señalando cómo habiendo pertenecido a ella «en realidad escribí poco y mucho menos que la mayor parte de los poetas de esa tan querida generación". "Mi poesía se detuvo, yo escribía poco, despacio y no publicaba" afirmó el poeta, quien recordó que esa etapa concluye en 1944 con la publicación de Oscura noticia, libro en el que figuraban poemas escritos desde 1921. También en 1944 aparece el que se convertiría en su libro más conocido, Los hijos de la ira, conjunto de poemas que nacieron "de una gran tristeza mía, de un enorme dolor, de una falta de esperanza y del desconsuelo íntimamente afectado por la guerra civil y sus consecuencias, Dámaso Alonso confiesa que en aquel momento "el mundo me dejaba triste; lo veía bajo, vil, grosero, sucio. A los hombres también los veía así, e incluso a mí mismo".
Babelia
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