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Reportaje:

Sólo una tercera parte de los 1.000 becados en la UIMP son estudiantes con buen expediente académico

Gabriela Cañas

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo ha concedido este año una media de 110 becas por semana para Santander, lo que suma un total de 1.000 durante la temporada -del 20 de junio al 26 de septiembre. El criterio de selección de tales becas -este año ha habido 7.600 solicitudes- es triple. Una tercera parte se concede a estudiantes con buen expediente académico; otra tercera parte se otorga a profesionales y el resto son los elegidos por el director del curso o seminario en cuestión. Los ingresos económicos del estudiante o profesional no cuentan en la UIMP, que durante 1983 becó a la quinta parte de sus alumnos en Santander -el total es de 4.997.- A estos becados se les paga todo -manutención, alojamiento, inscripción en el curso- excepto el viaje."En estricta justicia económica", dice el secretario general de la UIMP, Ángel Serrano, "sería mas lógico que los becados fueran estudiantes con pocas posibilidades, pero nosotros intentamos también aplicar un criterio académico, porque entonces no vendrían los más interesantes o interesados, sino sólo los de menores recursos económicos".

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En la Universidad Internacional Menéndez Pelayo no se ejerce control alguno sobre la asistencia a las actividades académicas. "No se pasa lista, desde luego. Y no cabe duda de que más de uno se nos escapa; uno, dos, cinco, en cada curso, como mucho. Qué más da", dice Ángel Serrano. "Nuestro modelo de universidad es la americana: abierta, moderna y, en cualquier caso, las aulas están siempre llenas y si uno se va un día a la playa no pasa nada. Hay cosas más importantes en las que invertir el tiempo que en estar controlando a la gente". Esa falta de control incluye también a los becados, que vienen a costar a la universidad, por término medio, 20.000 pesetas en caso de que sea un seminario de una semana, y el doble cuando se trata de un curso, que suele durar 15 días.

La concesión del diploma de asistencia se da a todo aquel alumno inscrito en el curso. Dicho diploma tiene cierta importancia, fundamentalmente para el personal docente universitario, ya que la posesión del mismo es tenida en cuenta a la hora de ascender en el escalafón profesional.

Cuestiones extraacadémicas

Los directores de cada curso o seminario, cuya elección no está marcada por norma alguna, cobran una cantidad que oscíla alrededor de las 100.000 pesetas por dos semanas de trabajo. Al igual que los esporádicos invitados, que cobran 30.000 pesetas por conferencia, los directores viven en Santander con todos los gastos pagados -viaje ida y vuelta incluido-. Si acuden con su cónyuge, éste también puede comer y dormir gratis a cuenta de la universidad.El funcionamiento de la Menéndez Pelayo exige que esta universidad deba encargarse de otras muchas cuestiones extraacadémicas, por lo que el rector, Santiago Roldán, ha optado por la fórmula de contratas. Así, el dueño del restaurante El Molino, Víctor Merino, se encarga de esas 300 comidas diarias que se ofrecen en el comedor de la Magdalena; la agencia de viajes Marsans se ocupa de los profesores -hay unos 14 invitados al día en el palacio-; el hotel Santemar da cobijo a los que no caben en el mismo palacio o los colegios mayores alquilados, y, por último, la empresa Walter Thomson cuida de la imagen de la UIMP.

Por otra parte, los gastos que genera la Menéndez Pelayo no sólo los sufraga el Estado. De los 68 cursos y seminarios que este año se celebran en Santander, unos 30 cuentan con la colaboración de algún otro organismo oficial o empresa privada, que suelen aportar dinero a cambio de la elección de temas, conferenciantes o alumnos, según los casos.

Durante 1983, según los datos publicados por la universidad santanderina, procedieron de aportaciones de otras entidades un total de 25.443.999 pesetas, lo que equivale al 7,82% de sus ingresos totales. Más de 26 millones -el 8,18%- fueron ingresos propios, en su mayoría recaudados por los derechos de inscripción.

"Me voy decepcionado"

El gran éxito de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo es su poder de convocatoria. Intelectuales, artistas y técnicos de todo el mundo acuden en verano a sus aulas. Incluso la política tiene cabida. En cada temporada acude siempre un puñado de ministros y ex ministros que polarizan la atención. La actividad académica queda a veces en un segundo plano casi siempre olvidado."Me voy un poco decepcionado", decía uno de los profesores del curso El Estado en la historia española que celebró recientemente la UIMP. "Realmente, el nivel académico es flojo. En cualquier caso, no es importante. Aquí, lo único que interesa es salir en los periódicos". Como decía Francisco Rico, director de un seminario, la UIMP es un "escaparate de la cultura". Su actividad académica consiste en un par de conferencias diarias en cada curso o seminario seguidas de sendos coloquios. La brillantez de los personajes invitados actúa a veces a la contra. Así, cuando el escritor Juan Benet finaliza, su conferencia sobre literatura niedieval, tema sobre el que, por otra parte, admitió saber muy poco, los alumnos prefieren hablar de Volverás a Región antes que disertar sobre el Arcipreste de Hita.

La toma de contacto, el cambio de impresiones y la facilidad con la que se entabla conversación con los más eminentes de cada materia es para muchos de los que acuden a Santander el principal aliciente de la UIMP. Por eso, cuando a algún director de curso, como el catedrático de Historia Contemporánea Miguel Artola, se le ha ocurrido hacer examen, por supuesto voluntario, muchos alumnos se han echado las manos a la cabeza.

Vincular a la empresa

Entre los proyectos de la UIMP se cuenta el de crear en octubre un patronato formado por unas 50 empresas públicas y privadas que colaborarán aportando cada una un millón de pesetas anuales. Vincular la empresa a la universidad y acrecentar los ingresos son los objetivos del equipo rector. A cambio del millón, esas empresas podrán enviar a sus ejecutivos y dar sugerencias sobre cursos a realizar. Participarían empresas como el Banco Central, Iberduero, Fenosa, Price Witherhouse o Arthur Andersen.Esta llamada campaña del millón da también la medida de lo que es y pretende la Menéndez Pelayo, decana de las universidades de verano, que comenzó su docencia en 1932. Los anuncios de prensa y los prospectos editados para captar a las empresas han sido distribuidos en los últimos meses. "Ésta es su oportunidad para invertir un millón en cultura", dice el anuncio. "...es hora de que una empresa colabore con la cultura para hacer más rica, rentable y humana la empresa privada"... "Y un millón de pesetas es su oportunidad de colaboración a la UIMP, para obtener unos resultados que no tienen precio".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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