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Dignificar la herencia popular

Durante cuatro días, Segovia ha sido marco de un interesante y amplío debate sobre la situación y significación presentes de la música popular, los problemas de investigación y recreación de las canciones heredadas del folklore y, en menor medida, la creación de nuevos temas que se inscriban en la rica herencia popular para ser expresión de nuestro tiempo dentro de una sensibilidad contemporánea.En los dos últimos años están siendo frecuentes este tipo de encuentros entre estudiosos y practicantes de la música popular, muestra de un interés que parece haber roto el estrecho marco de la ertidición más o menos escolástica del folklore y los folkloristas para abrirse hacia quienes efectúan un trabajo diario de interpretación de este tipo de música a través de los modernos medios de expresión, fundamentalmente el disco.

Bajo la advocación de Agapito Marazuela, el folklorista segoviano muerto hace año y medio, cuya obra grabada permanece aún inexplicablemente en el silencio, piero cuyo magisterio ha pasado a las nuevas generaciones como actitud de sabiduría y respeto hacia el pasado, estudiosos y músicos se reunían por las mañanas y tardes piara hablar, confrontar opiniones, discutir puntos oscuros, y por las noches la hermosa plaza de San Esteban era testigo de las muchas posibilidades expresivas que ofrece en la actualidad la música popular, desde una respetuosa repetición de los modelos tradicionales, como hicieron Hadit, Candeal, Cambrizal, el dulzainero Silberio o el grupo de danzas de Justo del Río, pasando por la sabia utilización de la música popular con un absoluto criterio de modernidad, Nuova Compagnia di Canto Popolare, la creación de textos y la fidelidad evolucionada de formas, Al Tall o Los Sabandeños, la fiesta colectiva, Ronda Segoviana, o la creación absoluta a raíz de las raíces sonoras, Emilio Cao.

El significado actual de la reinterpretación del folklore, o la creación a partir de su influencia, tiene numerosas facetas. Como búsqueda de señas de identidad personales y colectivas, como interpretación de la historia desde un punto de vista distinto al que nos ofrecen los historiadores, como enfrentamiento a los intentos de dominio y homogeneización cultural que nos llega a través de las multinacionales y los medios de comunicación, como simple -pero importante- búsqueda estética. Todo ello, sometido a los prejuicios de una trampa sibilina y esterilizadora: el imaginario enfrentamiento entre investigación e interpretación en los escenarios, entre pureza y heterodoxia, entre tradición y contemporaneidad. En definitiva, entre investigadores y recreadores y/o creadores, que se da en todo encuentro de este tipo, y que en Segovia parece haber alcanzado explícitamente un posible punto de acuerdo y solución.

El reconocimiento taxativo de que el folklore, la recopilación, clasificación, archivo e interpretación de las canciones tradicionales es una disciplina científica, con sus propias leyes, mientras que la interpretación de esas mismas canciones, con un menor o mayor grado de evolución, o la creación a partir de sus ritmos y melodías, es una disciplina artística, con sus propias e independientes características, es una distinción fundamental. No se pueden valorar unas y otras actividades con los mismos esquemas. Deben contemplarse de manera independiente, relacionadas entre sí, pero en absoluto oponiéndose una y otra labor.

Aclarar este punto resulta, pues, de vital importancia. Es la única posibilidad de que ambas disciplinas no se interfieran en eternas discusiones y puedan seguir cada una su propio camino. La investigación, profundizando en el rescate de las canciones tradicionales que aún permanecen desconocidas, en el estudio de la evolución que han seguido a lo largo de los siglos, en la cointextualización de las mismas en el momento histórico y lugar geográfico en que se han dado.

Todo eso, y así ha quedado claro en las conclusiones de este I Encuentro de Música Popular Agapito Marazuela, sólo será posible a partir del desarrollo desde la Administración de una política cultural con respecto a la música popular que le reconozca su calidad artística y su importancia cultural, no. encorsetándola en rígidos esquemas ni subordinándola a su difusión comercial. Para ello se ha pedido en el encuentro una ley que, a la manera de la existente para el cine, por ejemplo, sirva para dignificar, valorar, proteger y desarrollar la música popular española, a la vez que regule y promueva la investigación científica, con rigor y medios, de nuestra música tradicional.

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