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ECOLOGÍA

El primer milímetro de la superficie de los océanos, decisivo para su conservación

El agua que se encuentra en la superficie de los océanos, hasta un milímetro de profundidad constituye la zona más sensible de los mares a las agresiones ecológicas, según el informe sobre el estado de los océanos elaborado por un grupo independiente de expertos bajo el patrocinio de ocho organizaciones internacionales. Los científicos han encontrado que, aunque el estado general de los océanos en su conjunto no es alarmante, existen zonas, especialmente algunas costeras, donde la contaminación es muy grave, y que el problema aumenta de año en año.

Los problemas que aquejan a los océanos, según el Grupo de Expertos sobre los Aspectos Científicos de la Contaminación Marina (GESAMP), se deben directa o indirectamente al rápido incremento de la actividad industrial y agrícola en el mundo en el último siglo. Este grupo científico internacional, que trabaja bajo los auspicios de las Naciones Unidas y varias de sus agencias, ha encontrado que el problema de contaminación es especialmente grave en mares semicerrados, como el golfo de México, el Mediterráneo, el mar del Norte y el Báltico. Su diagnóstico sobre la salud de los océanos incluye la certeza de que la utilización de las aguas costeras como basurero de las ciudades e industrias es una práctica general en el mundo que, además, va en aumento, mientras que las obras de construcción, el turismo y el movimiento,de tierras en la plataforma costera son otros peligros para los ecosistemas de la zona.En cuanto a la zona más sensible a la contaminación, la superficie de los océanos, de aproximadamente un milímetro de espesor, los científicos han encontrado que se trata de un microsistema donde se desarrollan muchas especies de gran importancia ecológica y económica, en sus primeras etapas, así como pequeños moluscos y crustáceos.

Esta película superficial se encuentra mucho más contaminada que el agua directamente debajo de ella. Como ha declarado el científico danés Gunnar Kullenberg, coordinador de uno de los grupos de trabajo,' "hemos descubierto que más de la mitad del zinc, el cadmio, el plomo, el mercurio y el selenio que llegan a los océanos procedentes de tierra firme lo hacen a través del aire. Lo mismo sucede con importantes cantidades de sustancias sintéticas, entre ellas material radiactivo, como él plutonio".

Capacidad de autorregeneración

El importante papel que cumple la superficie, que es donde se encuentra el aire con el agua, en mantener el equilibrio entre el oxígeno y el anhídrido carbónico en el mar se encuentra amenazado especialmente por tres tipos de contaminantes orgánicos: los detergentes, los residuos orgánicos y los hidrocarburos.Con una visión científica que huye de la alarma -innecesaria, los expertos del GESAMP reconocen que el mar tiene una gran capacidad de autoegeneración, pero señalan que la baja velocidad a que se producen los cambios en el interior de los océanos implica el. peligro de que se acumulen en las zonas más profundas agentes contaminantes muy persistentes, como el DDT y el plutonio, que rompan definitivamente el equilibrio ecológico total ya afectado seriamente por la industrialización.

En cuanto a las consecuencias de la contaminación concentrada en zonas costeras, señalan los peligros para la salud humana, la desaparición de especies comerciales y la acumulación de productos tóxicos, como el mercurio y el zinc, en moluscos y crustáceos destinados a consumo humano. La contaminación por mercurio es especialmente importante en el Mediterráneo, sin que los países ribereños se hayan puesto hasta el momento de acuerdo en tomar medidas para limitar el vertido de este producto al mar.

Respecto a los productos petrolíferos y vertidos accidentales o deliberados de petróleo en el mar, los científicos señalan que esta contaminación, muy aparatosa y visible en las zonas de tráfico de petróleo, causa catástrofes- que destruyen ecológicamente una zona durante muchos años, aunque este daño es menor en cuanto a las pesquerías se refiere.

La receta de los científicos que han estudiado durante varios años los océanos es conseguir que los países se den cuenta de que los recursos marinos deben gestionarse y administrarse teniendo en cuenta su situación y limitaciones, con un control estricto de los vertidos. Medidas no espectaculares, como los vertidos controlados de residuos orgánicos directamente en el mar tras un tratamiento mínimo, pero a cierta distancia de la costa por medio de conductos, servirían para aliviar en gran medida la presión sobre las zonas costeras.

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