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El EPL firma la paz con el Gobierno colombiano, pero no entrega las armas

La paz se firmó ayer con el Ejército Popular de Liberación (EPL). Hoy se firmará con el M-19. El alto el fuego entrará en vigor a las 00.00 horas del próximo día 30. Aunque nadie confiesa su nómina de combatientes, se calcula que unos 5.000 guerrilleros renuncian a la guerra, aunque de momento no entregan las armas, sumándose a los 6.500 de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que silenciaron sus fusiles el 28 de mayo. Se cierra así una primera etapa del audaz proceso de negociaciones emprendido por el presidente Belisario Betancur para poner término a una violencia Política que Colombia arrastra desde hace casi 40 años.

Desarmados y vestidos de civil, dos de los fundadores del EPL, Fernando Caraballo y Ernesto Rojas, rubricaron a mediodía de ayer en el museo de Cera de Medellín una tregua que incluye la renuncia expresa al secuestro y a cualquier forma de terrorismo. En nombre del Gobierno suscribieron el pacto el presidente de la comisión de paz, John Agudelo, y el ex ministro Alfonso Gómez.Los máximos dirigentes del M-19 velaban, mientras tanto, sus armas en Corinto, a unos 70 kilómetros de Cali. Desde el despacho del alcalde, que le ha sido cedido provisionalmente, el comandante en jefe del M- 19, Iván Marino Ospina, sostenía entrevistas telefónicas casi permanentes con las emisoras de la capital.

"Deponemos las armas, pero no las entregamos. Son la garantía de que el Gobierno cumplirá la parte política del pacto. A partir de ahora, tiene que poner en marcha un diálogo nacional que permita expresarse al 70% de colombianos que nunca votan porque no creen en una democracia restringida y militarizada".

Reformas políticas

Como corresponde a un acuerdo de alto el fuego, ninguno de los once apartados del documento hace referencia a la entrega de armas. Las organizaciones guerrilleras exigen que antes de dar ese paso se introduzcan las reformas políticas, económicas y sociales que garanticen una verdadera democracia. "Esa será la hora de la paz y de la entrega de las armas". Iván Marino Ospina, que tiene fama de duro y militarista, asegura que espera ansioso ese momento para cambiar su fusil por un arado. Las armas permanecen de momento en la reserva. "No queremos que nos pase lo que a Guadalupe Salcedo, el guerrillero liberal que fue asesinado después de acogerse a la amnistía, o lo que le sucedió hace dos semanas a nuestro compañero Carlos Toledo Plata".Álvaro Fayad, número 2 del M-19, ha declarado a EL PAIS que su negativa a entregar las armas y la desmilitarización exigida para la tregua nada tienen que ver con el miedo a que los maten. "Nuestras vidas las tienen siempre en sus manos. El mantenimiento de nuestro ejército no es una garantía para nosotros, sino para ese pueblo silenciado que por primera vez va a tener oportunidad de expresarse".

A diferencia de lo que ocurre en Corinto, los combatientes del EPL acudieron a, Medellín de paisano y sin armas.

El presidente de la comisión de paz, John Agudelo, declaró a su llegada a Medellín que el cese de hostilidades acordado con las dos organizaciones guerrilleras supone "una casi total consolidación del proceso de paz en que está empeñado el presidente Belisario Betancur". El jefe militar del EPL, Ernesto Rojas, manifestó que acudían a la firma desarmados en cumplimiento del estado de sitio, aunque SU Cancelación es uno de los objetivos del convenio.

El documento que John Agudelo llevaba en su portafolios recoge en su primer párrafo el compromiso que asumen el EPL y el M-19 de ordenar a todos sus combatientes un cese del fuego en el plazo de seis días, abandonando al mismo tiempo la práctíca del secuestro y del terrorismo. El presidente ordenará, por su parte, a las fuerzas armadas que suspendan cualquier acción contra los miembros de estas organizaciones guerrilleras que respeten la tregua.

El Gobierno asume como contrapartida los siguientes objetivos políticos: prestar toda su ayuda a la justicia para que investigue las desapariciones y actividades de los grupos paramilitares; tomar las medidas necesarias para levantar el estado de sitio y restablecer la normalidad civil; lograr un acuerdo de todos los partidos para modernizar el sistema democrático y convocar un gran diálogo nacional, en el que participen todas las fuerzas sociales, para abordar las reformas que exige el país en el terreno político, económico y social.

Tras la firma del acuerdo, los comandantes del M-19 están transmitiendo la orden a sus combatientes de que que detengan cualquier acción ofensiva, aunque advirtiéndoles contra "cualquier sabotaje".

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