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El director general de la OMS defiende el aborto como "último recurso" mientras el Papa condena todo medio anticonceptivo

ENVIADO ESPECIAL, El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Halfdan Mahier, defendió ayer la práctica del aborto como "último recurso" para que las mujeres no sufran física ni socialmente. Mahler, que expresó esta opinión a preguntas de los periodistas con ocasión de su intervención en la Conferencia Internacional de Población, recalcó que la OMS no incluye el aborto en su política sanitaria, pero tampoco quiere"desconocer hipócritamente que cada año mueren 200.000 mujeres a causa de abortos ilegales". En Roma, Juan Pablo II volvió a recordar la condena de la Iglesia católica a los métodos anticonceptivos, además del aborto y la esterilización, y afirmó que sólo es "moralmente lícito el recurso a los períodos infecundos".

El Papa, en la audiencia general de la plaza de san Pedro, condenó "toda acción que en previsión del acto conyugal, en su cumplimiento, o en el desarrollo de las consecuencias naturales se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación", es decir, todos los medios contraceptivos. Juan Pablo II insistió en que únicamente es lícito recurrir a los períodos infecundos de la mujer "para distanciar los nacimientos cuando existen serios motivos, derivados de la condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges".El Papa ha recordado la doctrina tradicional de la Iglesia católica, mientras la conferencia internacional de México busca fórmulas para evitar que el crecimiento incontrolado de la población reduzca a la nada las esperanzas de muchos países subdesarrollados de salir de la miseria.

Mahler fue uno de los casi 40 oradores de ayer ante el pleno de la conferencia. A diferencia de los jefes de delegación de los distintos países, que por lo general expusieron puntos de vista nacionales, el director general de la OMS planteó cuestiones de interés general. Mahler dijo que los países pobres no pueden permitirse esperar los 100 años que fueron necesarios a los países industrializados para alcanzar "la calidad de vida resultante de una disminución progresiva de la fecundidad". "Tienen que actuar ahora", dijo.

Calidad de vida

Aseguró que es necesaria una política inteligente, tanto nacional como internacional, para ayudar a la gente a mejorar la calidad de su vida. Para Mahler, el éxito de esta política depende de que se coloquen la salud y el bienestar del pueblo "en el peldaño más alto de la escalera del desarrollo y en que se utilicen todos los demás peldaños como etapas intermedias para alcanzar esa cumbre humana".

En una conferencia de prensa posterior, Mahler se negó insistentemente a opinar sobre la posición de Estados Unidos en relación con el aborto, por respeto, según dijo, a los planteamientos de cada uno de los Estados; miembros de la ONU y de la OMS. Acosado a preguntas sobre la materia, terminó reconociendo que si Estados Unidos cumpliera su amenaza de retirar su ayuda, se vería afectada la organización. En todo caso, mostró su perplejidad ante la reciente actitud de un país como EE UU, que hasta el momento ha participado activamente en los trabajos de la OMS sobre, planificación familiar.

Respecto al aborto, dijo que la OMS no lo utiliza como método sino cuando han fracasado los demás procedimientos y para evitar dramas humanos. Asimismo dijo que sólo a los países que piden apoyo a la OMS para utilizar el aborto se les presta esa ayuda, nunca, insistió, "como política demográfica, sino como acción humana excepcional".

La comisión principal estudió ayer una serie de párrafos del documento preparatorio. En lo relativo al desarrollo socioeconómico y la población, la delegación estadounidense propuso una enmienda, todavía sujeta a debate ulterior, para que se considere a la economía de mercado esencial para la mejora de las condiciones de vida de la población.

Otro debate de interés, en el que curiosamente se alinearon Estados Unidos y la Unión Soviética, se refirió a la familia. Norteamericanos y soviéticos coincidieron con las posiciones de la Iglesia católica en la consideración de la familia como institución básica de la sociedad, mientras que otros países, entre ellos los nórdicos y España, defendieron posturas más modernas y progresistas sobre el tema.

Los representantes de los países ante el pleno de la conferencia hicieron un recuento de su propia política demográfica y de las soluciones a adoptar desde una perspectiva nacional. Contra lo que se esperaba, el soviético Alexei Vasilievich, aunque estimó preciso disminuir la carrera de armamentos drásticamente, no atacó duramente a EE UU. En cambio, sí lo hizo el representante de Cuba, Fernando Vecino, que atribuyó a "la histeria belicista" de la Administración Reagan el desvío hacia las armas de potenciales productivos, conocimientos científicos y fuerzas creadoras.

El delegado francés, Jean-Michel Baylet, secretario de Estado de Relaciones Exteriores, tuvo una intervención representativa de muchos países desarrollados. Baylet expuso la conveniencia de ayudar a los países que desean realizar una planificación familiar, pero agregó que "existen también países, como Francia, que buscan aumentar la fecundidad, y Francia no tiene la intención de asociarse a los planteamientos que tienden a imponer otros países".

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