La suerte del físico Andrei Sajarov sigue siendo un misterio
La suerte del físico nuclear disidente Andrei Sajarov, desterrado en la ciudad cerrada de Gorki, sigue siendo un misterio objeto de informaciones contradictorias y difícilmente verificables. La última de ellas, en la que se afirmaba que Sajarov estaba bien y había interrumpido su huelga de hambre, fue puesta ayer en duda por los amigos del científico que la facilitaron el lunes a un corresponsal norteamericano en Moscú.Estas personas sospechan ahora que su informante pudiera ser un agente del KGB (Comité de Seguridad del Estado), después de que dos cartas de Elena Bonner, esposa de Sajarov, llegaran el martes a círculos disidentes de Moscú. Según estas cartas (sobre cuya autenticidad no hay pruebas definitivas), Bonner no ha visto a su marido desde el 7 de mayo y no tiene idea sobre su paradero y estado de salud.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.