Una version de 'El jardín de los cerezos' clausura el festival de Aviñón

Con la representación inolvidable y diferente de El jardín de los cerezos de Chejov dirigida por dos alemanes inseparables, Manked Karge y Matthias Langhoff para la Comédie de Genève en coproducción con el TNP ha finalizado la 38ª edición del Festival de Aviñón, bajo el lema Lo vivo y lo artificial. Con ella también termina el mandato de su actual equipo de dirección formado por Bernard Faivre d'Arcier, Guinaume Grenier y Marie-Annik Duhard.

Cincuenta espectáculos de teatro, danza, música, etcétera, han pasado este año por el festival. La vida del rey Eduardo II de Inglaterra, del Centro Dramático Nacional, dirigido por Lluís Pasqual, ha sido la representación española.Bernard Faivre d'Arcier se ha ido acusado, de irresponsable por algunos sectores al anunciar su dimisión antes del comienzo del festival y después de rechazar la oferta del nuevo alcalde de Aviñón para continuar dos años más al frente del certamen con su actual equipo. La razón de tomar esta decisión, según Bernard Faivre d'Arcier, radica en evitar equívocos sobre sus razones y no lo atribuyan a un fracaso o a un éxito de esta edición 84, además de asumir con normalidad el desarrollo del festival.

Para Marie-Annik Duhard, el equipo del festival es un equipo de profesionales y los políticos querían utilizar el festival como juguete para sus metas políticas, por eso decidieron no continuar y acabar como estaba previsto. Este año les quisieron imponer una actuación de Mireille Mathieu, porque es de Aviñón e hizo campaña a favor de la derecha en las últimas elecciones municipales. De hecho, actuó unos días antes del comienzo del certamen, dificultando la preparación del estreno al Théâtre du Soleil en el Patio de Honor del Palacio de los Papas.

En estos cinco años han realizado todos los proyectos previstos, privilegiando las nuevas creaciones sobre las obras ya estrenadas, buscando un público mayoritario, abriendo el festival de teatro a las otras artes, multiplicando los lugares de actuación y el número de espectáculos, invitando a los espectáculos contemporáneos de otros países, etcétera. Una línea de actuación que se puede discutir, pero que indudablemente ha dado sus frutos y ha oxigenado al certamen.

Abrirse a todas las artes

El ex director del certamen visitó Barcelona el pasado mes de mayo, cuando todavía no se había producido su sucesión al frente del festival. Entonces defendía la apertura del festival a todas las artes asimilables a la escena. Se trata de una medida que quiere, según comentó a Montserrat Casals, "evitar que el teatro se encierre sobre sí mismo". Pero no es, sin embargo, una fórmula nueva.La introducción del espectáculo de danza, que consiguió en su día que el nombre de Maurice Béjart fuera inseparable al hecho que su descubrimiento tuviera lugar en la muestra aviñonesa; la formulación cinematográfica que le relaciona con nombres tales como Godard, Scola o Raúl Ruiz; la organización de encuentros de otros ámbitos culturales como, en la pasada edición, fue el de los filósofos son, entre otras, algunas de las tentativas con las que los organizadores del Festival de Aviñán han intentado sortear las diversas crisis que han caracterizado los 20 últimos años de historia teatral.

Ha sido el quinto año y último que Bernard Faivre d'Arcier ha dirigido el Festival de Aviñón. No es un hombre de teatro, afirma. Antes de dirigir la muestra aviñonesa era un alto funcionario del Ministerio de Cultura encargado de las secciones de investigación en el campo del espectáculo.

En estos cinco años han cambiado sustancialmente las formas y las posibilidades del festivaL En la actualidad, 2/3 partes de los costos del festival -20 millones de francos, 360 millones de pesetas- están subvencionados por el Ayuntamiento de Aviñán (1/2) y el Estado, el Departamento (Vaucluse) y la Región (Midi). El otro tercio se obtiene con la venta de entradas.

La subvención estatal es un hecho relativamente nuevo que se debe a la llegada de los socialistas al Gobierno central. Antes, la administración central no apoyaba una muestra que constituía, en todas sus vertientes, "el nido de la subversión".