Las relaciones entre Polonia y la URSS están llenas de recelos propios de parientes mal avenidos
Durante su reciente visita a Varsovia, el jefe del Gobierno soviético, Nikolai Tijonov, dijo que sus compatriotas han probado en varias ocasiones su solidaridad con los trabajadores polacos: en la "histórica victoria sobre el fascismo", en la reconstrucción de posguerra y en la "superación de las actuales dificultades". Paralelamente, el máximo líder polaco, Mojciech Jaruzelski, afirmaba que Polonia habría "soportado dificilmente el chantaje económico" de Occidente, de no haber sido. por "la asistencia fraternal de la URSS y la actitud amistosa de los países socialistas".El tópico soviético sobre los polacos sostiene que éstos son holgazanes por tradición y que viven a costa de los obreros de la URSS. "Nunca están satisfechos. No quieren trabajar, pero les gusta vivir bien. El padre ara el campo con una mula, como en la época feudal, y el hijo presume con el Mercedes en la ciudad". Así se expresaba un corresponsal soviético en Varsovia en una conversación informal con esta enviada especial.
Para el periodista, Walesa es un inculto fabricado por los medios de comunicación occidentales, y los intelectuales disidentes, como Jacek Kuron y Adam Michnik, son unos "niños de papá cargados de complejos". El corresponsal afirma que en Polonia hace falta "más firmeza", y cree que la actuación policial contra manifestantes ha sido "benigna".
El tópico polaco sobre la URSS afirma que Moscú se lleva lo mejor de su producción y que fuerza al país a orientar su infraestructura de acuerdo con sus propias necesidades económicas, tanto civiles como militares. Pese a las murmuraciones varsovianas, las verduras congeladas son prácticamente todo lo que el moscovita corriente ve de Polonia en su consumo cotidiano.
Primer socio comercial
La URSS, primer socio comercial de Polonia, ha aumentado su influencia económica en los últimos años, como consecuencia de las sanciones impuestas por Occidente tras la ley marcial y de las dificultades financieras de Varsovia, ahogada por una deuda exterior que sumaba los 26.400 millones de dólares a finales de 1983. Así, mientras el comercio polaco con los países capitalistas disminuía por falta de recursos financieros y capacidad exportadora, el intercambio con la URSS aumentó hasta rebasar en 1983, por primera vez, los 10.000 millones de rublos, aunque Polonia empeoró su posición en el intercambio. En mayo pasado, JaruzeIski firmó en Moscú un programa de cooperación hasta el año 2000 y consiguió encontrar una postura positiva de la URSS ante la petición de postergar el pago de los créditos y el endeudamiento provocado por el déficit comercial.
La importación de materias primas soviéticas será la principal, y en muchos casos única, fuente de abastecimiento de estos factores de producción para la economía polaca durante 1984, señalaba recientemente el órgano del partido comunista polaco, Tribuna Ludu. Este año, tres cuartas partes de las compras de Polonia a la URSS son combustibles y materias primas.
Para pagar sus importaciones energéticas, Polonia se ha comprometido a concluir, con ayuda de créditos soviéticos, tres plantas siderúrgicas que le permitirán exportar rieles y laminados a la URSS.
El desarrollo de la siderurgia costó muchas críticas a la gestión del antiguo dirigente del POUP Edvard Gierek y fue frenado posteriormente. Ahora, señalan círculos intelectuales católicos, los compromisos de Jaruzelski para invertir más en bienes de consumo ceden la prioridad a las necesidades soviéticas de acero.
Un sector de la población polaca contempla, por ejemplo, la ayuda fraternal de la URSS como el precio inevitable de las condiciones creadas por la ley marcial y el atasco de las reformas a la húngara en la burocracia oficial.
Sin embargo, el que Solidaridad contase con el apoyo de 10 millones de personas se explica, según un periodista soviético, porque en su raíz había un fenómeno fascista. La aglutinación de tantas personas en las filas del prohibido sindicato obedecería, según esta explicación, a lo mismo que permitió que "Hitler arrastrara a tantos alemanes". ¿Y las faltas de los dirigentes comunistas? "Existieron", afirma el periodista, "pero Solidaridad, en vez de ayudar a remediarlas, empeoró la situación".
La distancia entre Varsovia y Moscú no es tan sólo física: es cultural y de estilo. Ningún vendedor de Pravda se atrevería a decir lo que un vendedor de periódicos respondió cuando tratamos (le comprar Tribuna Ludu: "Yo esa porquería no la vendo". Polacos y soviéticos se conocen mal. En Varsovia se puede telefonear directamente a Occidente, pero hay que esperar tres horas para hablar con Moscú, vía operadora. Los polacos obtienen con relativa facilidad un pasaporte, pero deben superar varias restricciones para viajar a la URSS, y es más fácil encontrar un dependiente que hable buen inglés que otro que balbucee el ruso.
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