Un enclave capitalista
Hong Kong -"el último monumento del imperio británico"- es un enclave del más puro capitalismo a las puertas de un gigante comunista. La colonia británica se convirtió tras la segunda guerra mundial -"en terreno alquilado y con tiempo prestado", como dice un refrán chino- en el tercer centro financiero del mundo.Su importancia industrial ha disminuido en los últimos años, debido a la competencia de Singapur y Taiwan, pero aun así sigue siendo el primer exportador de relejes y juguetes y un foco que atrae inversiones de todas las partes del mundo. Recientemente una gran compañía multinacional, Jardines Matheson, nacida y desarrollada en Hong Kong, decidió trasladarse a las Bermudas, provocando un cierto nerviosismo en la colonia. Sin embargo, la noticia. no causó una segunda oleada de abandonos. Todavía hay muchas empresas que creen que podrán operar en Hong Kong, pese a que ondee la bandera, china.
Másaún, algunas creen que permaneciendo en Hong Konga podrán acceder al mercado chino y participar en los planes de modernización del gigante amarillo Ciertos medios periodísticos han reprochado al Gobierno británico haber iniciado las negociaciones con Pekín tan pronto, casi 15 años antes de que, expire el tratado de cesión. Sin embargo, los expertos sabían que las conversaciones tenían que abrirse en la primera parte de los ochenta: prácticamente, todos los préstamos internacionales se negocian a 10-15 años y nadie sería tan loco como para llevar su capital a la colonia sin sabe qué iba a suceder en ese período de tiempo. Por la misma razón, Pekín quiere hacer público el acuerdo inmediatamente: confianza y estabilidad son las dos palabras más repetidas tanto en China como en el Reino Unido.
Pekín está dispuesto a garantizar el sistema capitalista de Hong Kong al menos durante los próximos 50 años porque lo necesita para sus planes de modernización. La colonia le proporciona actualmente más de la tercera parte de sus divisas extranjeras y constituye su mejor fuente de capitales, de tecnología y de expertos. Trece de los 120 bancos de Hong Kong están ya controlados por Pekín, entre ellos el activo Banco de China. Una auténtica oleada de pánico supondría para Pekín un duro golpe. "La pérdida de los ingresos que represente Hong Kong no sería,fatal", explicó un periodista chino, .pero pondría en peligro los planes de Den Xiaoping". Además, los líderes chinos creen que una solución negociada y un régimen de autonomía para Hong Kong serían un buen ejemplo para Taiwan y demostraría a los habitantes de la isla: de Formosa que vivir bajo la soberanía de Pekín nosignifica autemáticamente perder su actual estado de vida.
Por si fuera poco, China sabe también que los habitantes de Hong Kong, en su'mayoria, no quieren estar gobernados por Pekín y que una incorp oración forzosa y completa. le acarrearía más quebraderos de cabeza que beneficios. El desarrollo de. Hong Kong se ha debido a su situación geográfica, que le convierte en uno de los mejores puertos naturales de China, y al hecho de que fuera una colonia estable cuando otras zonas del área estaban sometidas a procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios. Gran parte del dinero invertido en Asia se concentró en los años cincuenta-sesenta en Hong Kong y provocó un boom casi sin precedentes en la historia económica mundial.
China, pese a su régimen comunista, es también responsable de ese boom. Sin la cooperación de Pekín el estallido de la colonia no hubiera podido producirse. Hong Kong recibe agua, comida, petróleo y materias pnmas de China, a precios un 50% más baratos que los del mercado internacional. A cambio, el régimen comunista ha recibido las divisas que necesitaba para iniciar su desarrollo industrial y ha tenido acceso, en épocas de gran enclaustramiento, a información, y contactos que, de otra forma, le hubieran resultado casi imposibles.
Además de los, bancos, China posee en Hong Kong factorías de' tabaco, cadenas de supermercados, aÉencias de viajes, compañías de seguros, imprentas, periódicos, estaciones de petróleo y una amplísima red de comercialización, amén de estudios de cine e incluso una naviera. Desde hace menos de 10 años, China es capaz de competir con Corea del Sur o Taiwan en exportaciones textiles, gracias en parte a las facilidades de exportación que encuentra a través de la colonia británica. Hong Kong se ha caracterizado siempre por una flexibilidad y capacidad de adaptación a las condiciones del mercado internacional, algo de lo que China carece casi por completo. La experiencia acumulada en la colonia puede resultar de gran importancia para los planes de industrialización de la República Popular.
"Teniendo en cuenta estos datos se comprende mejor por qué China tiene interés en lograr un acuerdo negociado", explican portavoces británicos; 1a asimilación pura y simple de Hong Kong sería un auténtico desastre para Pekín". "Es cierto", puntualiza un periodista chino, "pero Londres no debe olvidar que China no sacrificará nunca la soberanía a la prosperidad". Por el momento, Pekín intenta conciliar ambas necesidades. Cuando el dólar de Hong Kong se vio sometido a una especulación sin precedentes en el verano de 1983, las autoridades chinas llamaron la atención de Londres para evitar el colapso económico. Margaret Thatcher se vio obligada a reaccionar y ligó la moneda de la colonia al dólar norteamericano. El Banco de China se declaró "satisfecho". "El pueblo de Hong Kong no debe estar preocupado por su futuro", aseguró Deng Xiaoping; "por supuesto, recobraremos la soberanía, pero somos los primeros interesados en garantizar la prosperidad del territorio".
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