El drago milenario de Icod, símbolo de la ecología y la cultura Canarias, corre peligro de desaparición
El informe del especialista estadounidense ha provocado una fuerte polémica entre los estudiosos de la naturaleza de las islas Canarias y ha acelerado el estudio de las diversas soluciones en las que están pensando las autoridades municipales de Icod y las autonómicas de Canarias. El estudio de Kenneth Allen fue solicitado por el conservador del jardín botánico de La Orotava, Juan Alberto Rodríguez Pérez; por el alcalde de Icod, Carmelo Méndez, y por el conservador del Museo de Ciencias Naturales de Santa Cruz, Lázaro Sánchez Pinto.
Kenneth Allen -nacido en Carolina del Norte hace 40 años-, que pasó de la antropología a la arboricultura y que en España es un asiduo colaborador del Instituto de Investigaciones Científicas como experto tratadista, sobre todo del árbol urbano, fue contratado inicialmente el pasado mes de junio para curar las heridas que tenía el drago de Icod en las ramas. "Creí que sería un trabajo de dos días", señala Allen, "pero al inspeccionarlo descubrí que estaba totalmente hueco, lo que pone en peligro su pervivencia porque, como ya ha sucedido con otros dragos de las islas Canarias, un viento medianamente fuerte puede derribarlo".
Tras practicar la cirugía necesaria en las ramas del drago, Kenneth Allen descubrió un progresivo deterioro del tronco, de la base y de las raíces de este árbol, que ocupa una posición única en el mundo vegetal.
Un insecto taladrador
Junto al hueco han aparecido numerosas heridas en la base del tronco, que a su vez está infestado por un insecto taladrador que ataca los tejidos vivos que existen en el interior del árbol. Por otra parte, las grandes raíces que crecían donde se encuentra actualmente la cavidad están prácticamente podridas o ya no existen.Entre las soluciones que se pueden aportar para que el drago permanezca con vida, Kenneth Allen ha propuesto la de levantar una estructura metálica en el interior de la cavidad, con la columna central enterrada profundamente en el suelo y con soportes horizontales que se extiendan lateralmente hacia las paredes de la cavidad.
Invisible desde fuera, esta estructura aguantaría el tronco desde 12 puntos distintos y no dañaría ni el interior ni la corteza, según el estudio del arboricultor estadounidense. Esta solución no es compartida por todos los especialistas canarios. Hay quien se inclina, incluso, por no tocar más el árbol y dejarlo morir, si es preciso.
En la práctica, una de las dificultades con las que se encuentra el Ayuntamiento de Icod es precisamente la de la financiación de cualquier operación de salvamento y restauración del drago. Este árbol ha pasado, entre otras razones, a la historia cotidiana de Canarias y del resto de España no sólo porque ha crecido en las faldas del Teide, sino también porque su efigie aparece en el anverso y el reverso de los billetes de 1.000 pesetas actualmente en circulación.
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