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España ha superado el riesgo de involución, afirma Juan Luis Cebrián en Montevideo

Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS, afirmó ayer en la inauguración del Coloquio sobre la Transición Española, organizado por el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) en Montevideo, que en España se ha superado el peligro de involución política. Cebrián hizo esta afirmación respondiendo a una pregunta del público, y minimizó el riesgo de una reacción por parte de grupos aislados de las Fuerzas Armadas.Como ejemplo práctico de subordinación militar a los poderes establecidos por la Constitución, se refirió a la destacada intervención del teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, participante en el coloquio, en el sofocamiento del golpe de Estado del 23-F, cuando se enfrentó "así como le ven, de paisano y desarmado, a hombres que empuñaban metralletas y estaban dispuestos a todo".

El público que colmaba el salón del Club Español de Montevideo le dedicó al general una prolongada ovación, que le obligó a ponerse en pie y mostrar su agradecimiento, visiblemente emocionado. Más de 600 personas se apretujaron en un lugar con aforo para 500, y otras tantas siguieron el coloquio desde escaleras y balcones.

En las primeras filas se ubicaron los jefes y dirigentes de todos los partidos políticos uruguayos, que habían tomado contacto a mediodía con la delegación española en un cóctel ofrecido por la Embajada de España en Montevideo. En la jornada del lunes, abierta por el director de EL PAÍS, participaron además Eduardo Martín Toval, diputado socialista por Barcelona y secretario del Grupo Socialista del Congreso, y Modesto Fraile, diputado por Segovia y portavoz adjunto del Grupo Popular. Inocencio Félix Arias, vicepresidente del ICI, intervino como moderador. Anoche participaron en la última parte del coloquio el general Gutiérrez Mellado; Manuel Chaves, dirigente de la UGT, y José Oneto, director de Cambio 16.

Antes de que se iniciara la ronda de preguntas, Cebrián destacó la importancia que había tenido para la transición una amnistía política general que alcanzaba a opositores y miembros de la dictadura vinculados en algunos casos a hechos de sangre. "Franco tenía el respaldo del Ejército, la Iglesia y los poderes económicos. Nadie le echó, se murió tranquilamente en la cama", dijo Cebrián.

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