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Si estalla una guerra en Europa, España deberá pronunciarse sobre el uso de las armas nucleares

Andrés Ortega

Si estalla una guerra entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, España tendría que pronunciarse sobre el uso de armas nucleares por parte de la Alianza Atlántica. España, confirmaron ayer fuentes militares atlánticas, está integrada en el sistema de consultas en la OTAN para, Negado el caso, autorizar o denegar la utilización de armas nucleares. El debate nuclear no es, pues, ajeno a ningún Gobierno español.

Llegada la situación, Madrid tendría que tomar postura en uno u otro sentido. La decisión de la OTAN tendría que adoptarse por consenso, y no por unanimidad, lo que significa, explicaron estas fuentes, que el silencio sería aprobatorio. España, para estos y otros casos, está conectada al resto de los aliados por la red de comunicaciones de la OTAN.Es el comandante supremo aliado en Europa (Saceur), actualmente el general Bernard Rogers, quien en caso de crisis ha de solicitar el acuerdo político de los aliados para poder utilizar las armas nucleares en el teatro europeo. Rogers, en una cena debate del Columbia Club en Bruselas, explicó el jueves los procedimientos de consulta. Para activar las armas nucleares existentes en Europa se necesita introducir un código secreto que sólo poseen los mandatarios de los países poseedores de armas nucleares propias: el presidente de Estados Unidos y el jefe del Gobierno británico.

Si, en caso de agresión, el Saceur considerase que necesita usar sus armas nucleares antes que el enemigo, tendría que pedir autorización para su empleo a Washington y a Londres, y consultar previamente con los otros 14 aliados, por medio de dos canales: el Consejo Atlántico de los embajadores en la OTAN y los ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores de los países miembros. Es una decisión esencialmente política.

Tras un primer uso de armas nucleares por parte de la Alianza Atlántica, el Saceur tendría que repetir todo el proceso de consultas, autorizaciones y liberación de los códigos, explicó Rogers. En caso de que fuera la Unión Soviética la primera en utilizar este tipo de armas, entonces el Saceur sólo tendría que pedir permiso directamente a Washington y Londres.

Las fuentes militares consultadas posteriormente por EL PAÍS indicaron que, como los otros países, España participa en este sistema de consultas, a pesar dé no pertenecer a la estructura de mandos integrados de la OTAN. Técnicamente se trata de, la red de satélites, teléfonos y télex habitualmente conocida como NATO-Wide, en la que Madrid está integrada. La consulta entre los 16 países, según expertos, se podría llevar a cabo en menos de 15 minutos.

Rogers consideró que, ante un ataque del Pacto de Varsovia con armas convencionales, "no tendría yo otra opción salvo la de pedir la liberación de nuestras armas nucleares, pues no podríamos sostener un ataque convencional", dada la falta de equipo y municiones. Rogers propugna un mayor gasto de la OTAN en nuevas armas convencionales, sin por ello llegar a suprimir las nucleares o renunciar la OTAN a la "prerrogativa de poder utilizar los primeros" (first use) este tipo de armamento.

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Teóricamente, explicaron otras fuentes militares, un país podría oponerse a que la OTAN hiciera uso de las armas nucleares. Pero son norteamericanas y británicas, y si la OTAN, como tal, se negara a utilizarlas, los dos países nucleares podrían, sin embargo, hacerlo por su cuenta. Rogers no es sólo comandante supremo aliado, sino también comandante de las fuerzas estadounidenses en Europa.

Los planes y opciones para el uso de estas armas se elaboran en el. Grupo de Planes Nucleares, en el que España participa oficialmente con carácter de observador. La luz verde de la OTAN serviría, pues, para poner en movimiento un plan previamente acordado. Sería entonces cuando otros países que no poseen armas nucleares propias (como la RFA u Holanda) recibirían algunas de estas cabezas para ser utilizadas por sus tropas. Francia es un caso aparte, pues, aunque sería consultada del mismo modo, conserva la prerrogativa teórica de utilizar sus propias armas nucleares según lo entienda.

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