Divertida comedia brasileña
Desde que el cinema novo, brasileño fuera hundido por su censura, es extraño que una película de aquel país se exhiba en España. Ello no quiere decir que nuestras pantallas se le hubieran abierto antes con generosidad, pero sí que el habitual desdén de distribuidores y exhibidores hacia el cine latinoamericano cobró nuevo empuje. Es lamentable que dejen pasar así la posibilidad "de acostumbrar al público español a sus películas porque bastantes de ellas son excelentes... y comerciales.Por ejemplo, el título anterior de Bruno Barreto, Doña Flor y sus dos maridos, basado como Gabriela en una novela de Jorge Amado e interpretado también por esa espléndida actriz que es Sonia Braga, fue un éxito en cuantos países se estrenó, salvo en España, donde fue lanzado con timidez, mientras que Pixote, que es una de las más importantes producciones brasileñas de los últimos años, premiada en cuantos festivales se exhibió, sigue siendo desconocida entre nosotros. Que ahora aparezca Gabriela en las pantallas de nuestro país es, pues, una noticia, quizá provocada porque su principal papel masculino está interpretado por Marcello Mastroianni, que realiza, según es ya costumbre en él, una aguda e imaginativa creación de su personaje.
Gabriela
Director: Bruno Barreto. Guión: Leopoldo Serran y Bruno Barreto, según la novela de Jorge Amado. Fotografía: Carlo di Palma. Música: Antonio Carlos Jobim. Intérpretes: Sonia Braga, Marcello Mastroianni, Antonio Cantafora, Ricardo Petraglia, Paulo Goulart. Comedia. Italo-brasileña, 1982.Locales de estreno: Imperial, Juan de Austría, Infante.
Éste es el de un árabe enamorado, que añade a sus propias costumbres las del machismo brasileño que, entre numerosos privilegios, justifica el asesinato de la esposa infiel. Que el pueblo entero, por defender a la apetitosa Gabriela, encuentre la forma de anular el matrimonio y evitar al celoso sirio su doloroso deber de justicia, no es más que uno de los aspectos de esta divertida comedia que traza un perfil de la sociedad brasileña de 1925.
Inconcebible sería que el juego político y amoroso que rodea toda la acción sin la presencia de Sonia Braga, no sólo porque su esplendor físico hace más que razonable la actitud del pueblo entero, sino porque la actriz recrea con humor las condiciones de su personaje, muy especialmente en el proceso de adaptación que le exige su marido, el acomodado dueño del bar, que no puede tener como esposa a mujer tan primitiva.
Babelia
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