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Regateo entre París y Londres sobre la contribución británica a la CEE

Andrés Ortega

Durante la última semana se han producido, según fuentes comunitarias, contactos entre París y Londres para intentar encontrar una fórmula con la que resolver, el lunes, en la cumbre europea de Fontainebleau, el contencioso sobre la contribución británica al presupuesto de la CEE. Para evitar hablar de cifras directamente y, así, salvar la cara todos los participantes, se podría orientar la discusión sobre la cantidad a devolver al Reino Unido.Tomando las cifras de 1983, el Reino Unido ha aportado más al presupuesto de la CEE de lo que ha recibido de él. Londres ha aceptado ya no contar en estos cálculos lo que se considera como ingresos puramente comunitarios (aranceles y tasas en fronteras en los productos provenientes de países terceros e impuestos sobre el azúcar). Queda, pues, solamente el cálculo de su aportación en el tramo del IVA (impuesto sobre el valor añadido, recaudado en todos los Estados miembros). El saldo negativo para Londres sería, así, de 1.622 millones de ECUs (unidad de cuenta europea, equivalente a 126 pesetas). En la cumbre de Bruselas, el pasado mes de marzo, las ofertas y demandas se aproximaron. A las cinco de la tarde, los nueve ofrecían devolver a Londres 1.000 millones de ECUs. Ésta no bajó de los 1.250.

Los nueve parecen dispuestos a hacer frente común en Fontainebleau, cumbre cuya suerte está totalmente en el aire. Todo el mundo sabe ahora que Thatcher estaría dispuesta a bajar hasta 1.125 millones. Pero, ¿quién cederá? Según fuentes comunitarias, Francia, en su calidad de presidente de la CEE, y la Comisión Europea han preparado una fórmula que se refiere sólo a los porcentajes de la devolución: Francia estaría ofreciendo entre el 65% y el 70% (modulado luego con los años, pues el porcentaje aumentaría o disminuiría con el déficit británico ante el presupuesto de la CEE), lo que corresponde al compromiso señalado por Londres, y éste pediría algo más.

Al menos algo está claro, y así lo indicó el jueves el presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn. El pasado lunes, en Luxemburgo, los ministros de Asuntos Exteriores no habían recibido mandato de los jefes de Estado y de Gobierno para realmente discutir el tema. Sin duda, François Mitterrand esconde sus cartas.

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