Un frustrado 'Fidel Castro de Europa'
Otelo Saraiva de Carvalho, el estratega de la revolución del 25 de abril, será todavía recordado cuando sus compañeros del movimiento que devolvió la democracia a Portugal (Costa Gomez, Vasco Gonçalves o Rosa Coutinho) estén ya olvidados. En 1975 estuvo a punto de ser llevado a hombros hasta el palacio presidencial. Dice que se negó para evitar una guerra civil. Desde entonces, hasta su detención de ayer, ha sido el líder de una minoritaria izquierda revolucionaria, muy lejos del papel del Fidel Castro de Europa que él mismo se asignó en algún momento.Nació en agosto de 1936 en Lourenço Marques, actual Maputo, capital de Mozambique. Hizo prácticamente toda su carrera militar en África. Su destino en Guinea Bissau le permitió tomar contacto con los generales Spínola y Costa Gomes y formar parte del grupo de los capitanes de abril.
El 24 de abril, un día antes de la sublevación, fue designado como máximo responsable por los 200 oficiales del Movimiento de las Fuerzas Armadas. En el día D de la revolución de los claveles, desde su puesto de mando en el regimiento de Ingenieros de La Pontinha, en las afueras de Lisboa, dirigió las operaciones militares que acabaron con la dictadura salazarista.
Alcanzó los puestos principales del régimen militar, como el de miembro del Consejo de la Revolución, pero cuando dispuso de mayor poder fue desde su cargo de comandante del todopoderoso Comando Operacional del Continente (Copcon). Su actuación fue determinante en los sucesos del 28 de septiembre de 1974 y del 11 de marzo de 1975, que supusieron la dimisión de Spínola, primero, y su exilio, después.
En ese momento, Otelo Saraiva de Carvalho fue fácil presa de los halagos de la extrema izquierda, que le hizo creer que significaba una verdadera alternativa de poder.
Tras la convulsión del 25 de noviembre de 1975, que significó la derrota de la corriente izquierdista dentro del Ejército y el triunfo del actual presidente, Ramalho Eanes, Otelo abandonó el Consejo de la Revolución, y el Copcon fue disuelto. Poco después fue detenido y encarcelado en la prisión militar de Santarem, de la que saldría, en libertad provisional, en marzo de 1976 para presentarse a unas elecciones presidenciales, en las que fue abrumadoramente derrotado.
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